Salud Ocular

¿Cómo funciona la vista?

El sentido de la vista y el estado de nuestros ojos es importantísimo, puesto que el 50% de la información que recibimos de nuestro entorno nos llega a través de ellos.

La visión es el proceso por el cual el cerebro interpreta las imágenes captadas por el ojo, uno de los órganos más pequeños y complejos de nuestro cuerpo. Ambos trabajan en coordinación para interpretar el tamaño, la forma, el color y la textura de los objetos que nos rodean, así como la distancia a la que se encuentran o la velocidad a la que se mueven. El ojo capta esta información gracias a la luz que reflejan los propios objetos y la transmite al cerebro a gran velocidad.

El proceso de visión comienza en la parte visible del ojo, pero hay muchas otras partes de este órgano que no vemos.


¿Cómo son nuestros ojos?

Todo el globo ocular, que se ubica en la cuenca del ojo, tiene el tamaño y forma de una pelota de ping-pong, y es muy delicado. Su parte visible está protegida por los párpados y las pestañas, que no dejan penetrar las bacterias, el polvo y la luz excesiva. Las lágrimas también protegen el ojo, humedeciéndolo y eliminando la suciedad y residuos que logren traspasar esa barrera exterior.

Consejo General de Ópticos Optometristas (CGCOO)Todas las partes del ojo desempeñan una importante función en el proceso de visión. El las desglosa en:

  • Córnea. Se trata de una membrana resistente y transparente que se encuentra en la superficie ocular.
    Está formada por cinco capas distintas y, a través de ella, penetra la luz en el ojo.
  • Cristalino. Es una lente natural, cuya función es enfocar las imágenes correctamente en el fondo del ojo. Según la distancia a que se encuentra el objeto, se engrosará o adelgazará para obtener una visión nítida.
  • Iris. Es una estructura pigmentada suspendida entre la córnea y el cristalino, que tiene una abertura circular en el centro, llamada pupila. El iris, aumentando y disminuyendo su tamaño, controla la cantidad de luz que atraviesa la pupila, que se contrae o se dilata según la cantidad de luz.
  • Humor acuoso. Es un líquido transparente, formado casi íntegramente por agua, que separa la córnea del cristalino y contribuye a mantener una presión intraocular normal.
  • Humor vítreo. Se trata de la sustancia transparente y gelatinosa que contiene el cuerpo principal del interior del ojo. Lo provee de firmeza y elasticidad.
  • Esclerótica. Es la parte blanca del globo ocular, está formada por un material muy resistente, que cubre la mayor parte del ojo y lo protege. Contiene además una gran cantidad de finos vasos sanguíneos que transportan la sangre al ojo.
  • Retina. Está situada tras la pupila y se parece a una película fotográfica, pues se trata de una lámina compuesta principalmente por millones de células nerviosas, que transforman la luz en impulsos eléctricos y posteriormente los envía al cerebro. Estas células receptoras se encuentran en su superficie exterior y se llaman, según su forma, conos o bastones. Estos últimos reconocen el negro y sus matices, mientras que los primeros, el resto de colores.
  • Mácula. Se encuentra dentro de la retina y es la zona del ojo con mayor agudeza visual, por lo que ayuda a que los ojos perciban los pequeños detalles cuando miramos un objeto directamente.
  • Nervio óptico. Mide unos cuatro centímetros de longitud y convierte la luz en impulsos nerviosos. Envía al cerebro la información procedente de la retina.
  • Lóbulo occipital: Es la parte del cerebro que convierte esa energía eléctrica en imagen.

Cada vez que parpadeamos, se redistribuye y reestructura la película lagrimal, se contribuye a la entrada de lágrima por los puntos lagrimales y se facilita la secreción de las glándulas productoras de la capa grasa, por lo que, con estos tres efectos simultáneos, la superficie del ojo se mantiene suave, lisa y bien lubricada.


¿Cuánta gente padece problemas oculares?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 285 millones de personas en el mundo entero sufrían algún tipo de discapacidad visual en 2010, y 39 millones de ellas eran ciegas, aunque este problema afecta en mayor medida a las poblaciones pobres. Hasta el 80% de los casos de discapacidad visual, incluida la ceguera, son evitables, pues las dos principales causas son los errores de refracción no corregidos (42%) –miopía, astigmatismo, etc.- y las cataratas (33%).

Por otra parte, la discapacidad visual es más frecuente en la población de mayor edad. De hecho, en España, el 93% de la población mayor de 55 años utiliza algún sistema óptico para mejorar su visión,  según  datos del Libro blanco de la Visión en España, publicado en 2013 por representativas instituciones españolas del sector.

Según esta misma publicación, en nuestro país, 25 millones de personas sufren algún defecto ocular que les provoca un enfoque inadecuado en la retina. Es destacable, además, el hecho de que las mujeres cuidan más su vista que los hombres: el 66% se realiza revisiones regulares, frente al 57% de los hombres. Por su parte, el 44% de los jóvenes españoles nunca acude al oftalmólogo, por razones económicas o porque no lo considera urgente.


¿Cuáles son los problemas más habituales relacionados con la visión?

Las personas tienen una vista óptima cuando todos los elementos anteriormente mencionados funcionan correctamente.

Como hemos comentado, los problemas de visión más comunes son los errores de refracción, que son problemas relacionados con la manera en que enfoca el ojo. La luz adquiere distinta velocidad de propagación en los diferentes medios materiales. En el proceso de visión de las personas, la luz se desvía o refracta al pasar a través de la córnea y el cristalino, hasta ser enfocada en la retina, en la parte posterior del ojo.

En ocasiones, la forma del ojo puede verse alterada por distintas razones –alteraciones en la forma de la córnea o envejecimiento del cristalino-, lo que impide un enfoque directo de la luz en la retina. Esto provoca, generalmente, visión borrosa, aunque existen también otros síntomas como visión doble o nublada, luz deslumbrante o halos alrededor de luces brillantes, dolores de cabeza o fatiga visual.

La mayoría de las personas padecen uno o más de los siguientes errores refractivos:

  • Astigmatismo. Se trata de un problema en la curvatura de la córnea, que provoca que el ojo reciba imágenes en parte borrosas.
  • Miopía. El ojo enfoca la imagen de un objeto delante de la retina en lugar de hacerlo directamente en ella. Como consecuencia, los objetos cercanos se ven con claridad, mientras que los lejanos se ven borrosos. Suele empeorar en la infancia y la adolescencia, pero se estabiliza en la edad adulta.
  • Hipermetropía. En este caso, la imagen que llega no se enfoca en la retina, sino detrás de ésta, lo que impide ver con nitidez los objetos cercanos, pero sí permite ver bien los lejanos.
  • La presbicia. También conocida coloquialmente como vista cansada. Se trata de un tipo de hipermetropía relacionada con la edad -surge a partir de los 35 años-, que merma la capacidad de enfocar de cerca: el ojo no enfoca la luz de forma pareja sobre la retina, lo que implica que las imágenes se vean borrosas o alargadas.

Los errores de refracción se diagnostican mediante un examen completo de los ojos que incluya la dilatación de las pupilas, realizado por un oftalmólogo. Se pueden corregir con el uso de gafas, lentes de contacto o cirugía con láser.


¿Qué otros problemas o enfermedades pueden afectar a los ojos?

Algunos problemas oculares son pasajeros, pero otros pueden provocar pérdida permanente de la visión. Entre las distintas dolencias, se encuentran:

  • Cataratas. Se trata de un opacamiento del cristalino del ojo, que impide que se vean con claridad las imágenes o, incluso, que se vean en absoluto. Son más frecuentes en los ancianos, quienes requieren cirugía para eliminarlas. Cuando se dan en bebés y niños pequeños, hay que tratarlas para evitar problemas permanentes en el desarrollo de la visión.
  • Daltonismo. Es una alteración en las células que se encuentran en el interior de la retina  (concretamente, en los conos), que no se puede corregir. En la mayoría de los casos, los daltónicos confunden unos colores con otros, habitualmente, el rojo y el verde.
  • Conjuntivitis. Consiste en la infección o inflamación de la conjuntiva. La más común, denominada aguda, puede provocar enrojecimiento del ojo, lagrimeo, picor y, en ocasiones, pus. (link a texto expecífico).
  • Orzuelo. Surge porque uno de los folículos por donde crecen las pestañas se infecta. Suele tratarse con compresas calientes y/o antibióticos.
  • Glaucoma. Se trata de una lesión en el nervio óptico debida a un aumento de la presión del ojo. Constituye una de las principales causas de ceguera en los países occidentales, sobre todo entre la población de edad avanzada, y no se suele diagnosticar hasta que se ha perdido parte de la visión.
  • La degeneración macular asociada a la edad (DMAE). Es otra enfermedad ocular que afecta sobre todo a las personas mayores de 60 años. Cuando se produce la degeneración de la mácula, la zona central de la retina presenta cicatrices que van deteriorando la vista a lo largo de los años. Además de la edad, el colesterol y el tabaquismo incrementan el riesgo de padecer DMAE.
  • Estrabismo. Los ojos se ven cruzados, debido, habitualmente, a algún desequilibrio de la fuerza que ejercen los músculos que ayudan a los ojos a permanecer rectos y moverse a la vez. Se suele corregir con cirugía y, de no tratarse en la infancia, puede  provocar pérdida permanente de visión en el ojo menos usado (lo que se conoce como ambliopía).
  • Lesiones oculares. Pueden producirse por la acción de agentes irritantes como la arena, suciedad o cuerpos extraños en la superficie ocular, así como por productos químicos o residuos que se incrusten en el ojo o impacten contra él. Pueden causar pérdida de visión temporal o permanente, por lo que, en caso de que se produzcan, debe acudirse inmediatamente al médico.
  • Retinopatía diabética. Los niveles permanentemente altos de glucemia, unidos a la hipertensión y a la hipercolesterolemia, aumentan el riesgo de que la red de vasos sanguíneos que riega la retina se bloquee. Esto puede dañar la vista o provocar una pérdida de visión permanente. Tras cuarenta años de evolución de la enfermedad, más del 60% de los pacientes diabéticos presentan retinopatía, de acuerdo a la Fundación para la Diabetes.
  • Ceguera. Se trata de la pérdida de visión útil, bien sea de forma temporal o permanente. Las causas son numerosas: desde defectos o lesiones congénitas del ojo, en el nervio óptico, o en el cerebro, a lesiones oculares o enfermedades como la diabetes, que pueden producir degeneración macular. También los problemas que se producen en el ojo debido a la edad pueden originar ceguera.

¿Qué es la fatiga visual?

La fatiga visual o astenopia constituye un trastorno muy frecuente que sufren millones de personas en el mundo. Afecta principalmente a quienes realizan su trabajo a corta distancia durante un tiempo prolongado; por ejemplo, quienes tienen que trabajar delante de un ordenador al menos durante cuatro horas seguidas.

Según la Sociedad Española de Ergoftalmología, la astenopia engloba todos los trastornos y molestias que aparecen en relación con la visión de cerca, tales como malestar ocular, visión borrosa, sensación esporádica de diplopía (visión doble), sensación de cansancio prematuro, incapacidad para mantener constantemente una imagen nítida a la distancia programada o cefaleas.

Puede estar causada por un mal estado del aparato ocular o deberse a distintos factores:

  • Relacionados con el puesto de trabajo: como una mala iluminación, tener que trabajar con objetos verticales como la pantalla de un ordenador, la ubicación del puesto, su amplitud, imposiciones posturales, etc.
  • Ambientales: temperatura, humedad relativa, ventilación…
  • Personales: por ejemplo, el estrés.

Sus síntomas y signos son:

  • Sensación de pesadez en los ojos.
  • Sensación de tensión ocular.
  • Toma de conciencia de la existencia de los propios ojos.
  • Enrojecimiento ocular.
  • Escozor ocular.
  • Aumento de la secreción de lágrimas.
  • Cefaleas.
  • Disminución de la agudeza visual.
  • Percepción borrosa de los objetos.
  • Visión doble, generalmente esporádica.
  • Dolor retroocular (en la parte posterior del ojo).

Para evitar la fatiga visual, los oftalmólogos recomiendan cuidar las condiciones lumínicas de la estancia y realizar breves pausas en el trabajo de manera regular, entre otras medidas.

A pesar de que el 95% de los españoles considera que la vista es el sentido más valioso que posee y aquel cuya pérdida resulta más grave, solo el 40% de la población de nuestro país se sometió en los doces meses anteriores a un examen visual exhaustivo, según datos del Libro Blanco de la Visión en España. Entre otras razones, los españoles retrasan esta revisión ocular porque sienten que ven correctamente (72%) o porque no perciben ningún síntoma (68%).

Sin embargo, las enfermedades del ojo, como por ejemplo el glaucoma, no siempre presentan síntomas y, a menudo, sólo se acude al especialista cuando ya se ha producido una pérdida parcial de visión. Por otra parte, no corregir problemas refractarios con las lentes adecuadas puede también provocar, además de visión borrosa, dolores de cabeza y un incremento de la fatiga visual, además de incidir negativamente en el rendimiento laboral o académico.

Por ese motivo, es necesario acudir de manera regular al oftalmólogo, siempre de acuerdo al calendario que éste nos indique. La detección temprana y el tratamiento precoz de las enfermedades del ojo pueden prevenir la ceguera.

En todo caso, debe acudirse al especialista siempre que se presenten visión borrosa, doble o nublada, dolor en los ojos, secreción de pus o inflamación. En el caso de lesión ocular, también se debe ir al médico cuanto antes. Si hay algún cuerpo extraño en el ojo, sólo se puede intentar sacar vertiendo agua abundante, nunca tocando, apretando o restregando el ojo.

Por último, ha de prestarse atención al comportamiento de los niños y llevarlos a su pediatra en el caso de que se rasquen los ojos con excesiva frecuencia, los entrecierren a menudo, se sienten demasiado cerca de la tele o se quejen de dolores de cabeza al final del día.

10 consejos para una vista 10

Gozar de una buena vista mejora la calidad de vida y el rendimiento académico y laboral. Los ojos son uno de los órganos más complejos y delicados de nuestro cuerpo, y debemos saber cuidarlos como se merecen y necesitan:

  • 1. Cuida tu alimentación.
    Esfuérzate por consumir alimentos ricos en vitamina A, que es fundamental para la vista. Además de la zanahoria, la contienen otros muchos alimentos: los espárragos, los albaricoques, las nectarinas y la leche. Además, si eres diabético, hipertenso o sufres colesterol, cuidar la alimentación resulta especialmente importante.
  • 2. Mantén tus ojos hidratados.
    Sobre todo cuando trabajes delante del ordenador, acuérdate de parpadear a menudo. También es recomendable ventilar la estancia y, si es necesario, usar humidificadores. Si aun así sufres sequedad ocular, puedes recurrir a soluciones individuales de lágrima artificial. Y, por supuesto, bebe mucha agua a lo largo del día.
  • 3. Vigila la iluminación.
    Cuando trabajes, leas o realices cualquier otro esfuerzo visual a corta distancia, asegúrate de tener luz suficiente con el fin de prevenir la fatiga ocular. También es recomendable realizar breves pausas, para que la vista descanse.
  • 4. La televisión, siempre a distancia.
    No la acerques demasiado –por ejemplo, un aparato de 32 pulgadas debe estar a unos dos metros de distancia y, uno de 46, a unos dos y medio-. Tampoco la veas demasiadas horas al día ni permitas que tus hijos lo hagan.
  • 5. Protégete de tu ordenador.
    Con el objetivo de evitar la fatiga visual, mantén el monitor a una distancia de al menos cincuenta centímetros de tus ojos y formando un ángulo de noventa grados. Si es posible, usa un filtro o protector de pantalla y ajusta el brillo del monitor para rebajar su intensidad.
  • 6. No olvides las gafas cuando conduzcas.
    Si así te lo ha indicado tu oftalmólogo, lleva siempre las gafas al conducir. Además de evitar la fatiga visual, aumentarás tu seguridad y la de los demás, sobre todo, de noche. Asegúrate también de llevar unas gafas de recambio en la guantera.
  • 7. Sí a las gafas de sol.
    Las radiaciones solares pueden ser muy dañinas para los ojos, por lo que debemos protegerlos con unas gafas de sol homologadas que cuenten con filtro para los rayos ultravioleta. Este artículo te protegerá también de otros agentes ambientales agresivos para los ojos como el viento o el humo. Lleva tus gafas de sol también cuando practiques deportes al aire libre o vayas en moto.
  • 8. Cuida la higiene de tus lentillas.
    Guarda tus lentes de contacto en un estuche limpio y libre de bacterias, y sigue al pie de la letra las instrucciones de limpieza diaria. Tampoco debes permitir que restos de maquillaje ensucien las lentes o el estuche en que las conservas.
  • 9. Aprende a relajar la vista.
    Los masajes realizados con leves presiones alrededor de los ojos o sobre ellos son muy útiles para rebajar la tensión que se acumula en los propios ojos y los músculos que los rodean. También la práctica de ejercicios de cambio de enfoque o de relajación muscular permiten aliviar la fatiga visual.
  • 10. Acude al oftalmólogo de manera regular.
    Recuerda que muchos problemas oculares no presentan síntomas, por lo que es conveniente acudir al especialista al menos una vez al año para que realice un examen de nuestros ojos y del estado de nuestra visión. Si, además, ya estás corrigiendo problemas de refracción con gafas o lentillas, resulta especialmente importante que verifiques de manera regular que tu graduación no ha cambiado.

Sensibilidad Dental

¿Qué es la hipersensibilidad dentinaria?

La sensibilidad dental -que también puede denominarse hipersensibilidad o sensibilidad dentinaria- se define como un dolor corto y agudo que aparece en los dientes como respuesta a un estímulo térmico (frío o calor), táctil (la comida, la lengua, el cepillo de dientes), evaporativo (alimentos dulces) y que no puede atribuirse a ninguna otra patología o defecto dental.


¿A quién afecta?

La hipersensibilidad dental afecta a entre el 15% y el 25 % de la población general, aunque las mujeres y personas entre 20 y 40 años son quienes presentan más frecuentemente este problema.

Además, es más común que aparezca afectación en los dientes premolares y los caninos, aunque la hipersensibilidad puede manifestarse en cualquier diente de la cavidad oral.


¿Cuáles son las causas de la hipersensibilidad dental?

El dolor corto y agudo propio de la hipersensibilidad dentinaria suele estar causado por:

  • Desgaste del esmalte dental, provocado, a su vez, por:
    • Cepillado agresivo: origina que la encía se retire y también la pérdida del cemento radicular (un tejido óseo especial del diente), provocando la exposición de los túbulos dentinarios (unos conductos que recorren la dentina o capa que rodea la parte interna de los dientes).
    • Bruxismo (acto involuntario de apretar los dientes).
    • Maloclusiones dentarias (cuando la arcada superior e inferior de la boca no encajan).
    • Dietas muy ácidas (zumos de fruta, yogures, bebidas gaseosas, etc.), seguidas de un cepillado inmediato.
  • Retracción gingival (pérdida de encía), que deja expuesta la dentina a la cavidad oral. Puede aparecer por:
    • Enfermedades periodontales (periodontitis): cursan una pérdida de los tejidos de soporte del diente (encía, cemento radicular y hueso alveolar), provocando una mayor exposición de la superficie radicular, es decir, de la raíz.
    • Cepillados agresivos.
    • Maloclusiones dentarias.
    • Fracturas dentales.
    • Empastes defectuosos.
    • Caries no tratadas.
  • Tratamientos de blanqueamiento dental: pueden surgir episodios de sensibilidad dentinaria que, en la mayoría de los casos y con el tratamiento adecuado, son reversibles.


¿Cómo se desarrolla?

La dentina, que es la capa interior de los dientes, está compuesta por una gran cantidad de túbulos (conductos) dentales que comunican el nervio del diente (pulpa dentaria) con el cemento de la raíz o con el esmalte de la corona de los dientes. Cuando se produce la pérdida o desgaste de estos tejidos, por causas que hemos comentado anteriormente, deriva en la exposición de los túbulos a la cavidad bucal y se vuelven más sensibles a cualquier estímulo que allí se produzca, desencadenando así la respuesta dolorosa.

Así mismo, en pacientes con hipersensibilidad dentinaria hay mayor cantidad de túbulos dentinarios abiertos y de mayor diámetro.


¿Existen factores de riesgo para la hipersensibilidad dental?

En relación con las causas de este problema, los principales factores de riesgo de la hipersensibilidad dental son:

  • Un cepillado agresivo: como hemos mencionado, puede llegar a provocar la exposición de los túbulos dentinarios.
  • Una dieta ácida, seguida de un cepillado inmediato, hace que el esmalte dental no tenga tiempo de recuperarse, por lo que puede dañarse más fácilmente.
  • La enfermedad periodontal: porque puede desembocar en una mayor exposición de la raíz del diente.
  • El uso de cepillos dentales duros: ya que causan un trauma en los tejidos blandos periodontales.

¿Qué complicaciones conlleva la hipersensibilidad dentinaria?

La peor consecuencia de la sensibilidad dental guarda relación con las limitaciones que puede provocar en la vida cotidiana de los pacientes; algunos de ellos pueden llegar a sufrir una hipersensibilidad tan exagerada como para provocarles molestias incluso al respirar.

Normalmente, la mayoría de las personas se ven afectadas porque encuentran limitaciones a la hora de las comidas, especialmente con comidas frías y ácidasasí como en su higiene oral, debido a que el roce del cepillo sobre la localización afectada puede provocar dolor y hacer que el paciente evite cepillarse esa zona.


¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la hipersensibilidad dentinaria es clínico, en base a la sintomatología del paciente. Se pueden también realizar pruebas de:

  • Vitalidad pulpar: permite valorar si en determinados dientes hay una mayor sensibilidad a estímulos de cambio de temperatura con respecto a otros dientes.
  • Hipersensibilidad por estímulos de presión: la exploración clínica puede servir para detectar zonas de sensibilidad más localizadas.

Así mismo, se debe realizar un diagnóstico diferencial con otras patologías, como caries profundas que puedan estar causando patologías pulpares. En algunos casos, puede estar indicado realizar radiografías para descartar lesiones de caries interproximales (caries en los espacios interdentales).


¿Cómo se trata la hipersensibilidad dental?

Existen dos líneas de tratamiento para la sensibilidad dentinaria:

  • Oclusión de los túbulos dentinarios: el tratamiento se basa en cerrar los túbulos que están presentes en el espesor de la dentina y que se comunican con la pulpa, lo que reduce el movimiento del fluido contenido en su interior. Para conseguir esta oclusión, se utilizan numerosos agentes, que pueden aplicarse en la consulta dental (láser, técnicas adhesivas, barnices de flúor, etc.) o bien por el propio paciente (dentífricos, colutorios o geles) como parte del cuidado bucodental cotidiano. La eficacia de estos agentes depende de su capacidad para adherirse a la superficie dentinaria y para resistir la acción erosiva de los ácidos por lo que es recomendable usarlos repetidamente.
  • Intervención sobre las fibras nerviosas que hay en la pulpa dental: se trata de lograr un efecto de despolarización, que se consigue con productos tales como las sales de potasio. Esta línea de tratamiento es más lenta y los resultados tardan más tiempo en notarse, por lo que esta técnica puede utilizarse para conseguir mantener los resultados obtenidos tras una fase aguda de oclusión.

10 Consejos para prevenir la hipersensibilidad dental

  • 1. Mantén una correcta higiene oral.
    Utiliza un cepillo de dureza media o blanda, bien manual o eléctrico, y renuévalo cada tres meses para no perder su eficacia. La técnica de cepillado debe ser la adecuada, realizando movimientos del cepillo en sentido vertical y no horizontal.
  • 2. No te olvides del hilo dental.
    El hilo dental es tan importante como el cepillado de los dientes. Te ayudará a prevenir infecciones en las encías, eliminando los restos de alimentos que se quedan en los espacios interdentales o que son de difícil acceso para el cepillo de dientes.
  • 3. Elige bien tu pasta dentífrica.
    Opta por un dentífrico con un índice de abrasividad bajo para evitar desgastes del esmalte dentario y compleméntalo con un buen enjuague bucal, te ayudará a reducir la sensibilidad dental.
  • 4. Sigue hábitos dietéticos adecuados.
    Evita el consumo excesivo de alimentos ácidos, como la calabaza, las aceitunas y algunas frutas como las moras y los arándanos. Si los ingieres, espera, al menos, veinte minutos para lavarte los dientes, así darás tiempo a que el esmalte dentario se recupere de la agresión, gracias al efecto tampón de la saliva.
  • 5. Evita el consumo de bebidas y alimentos muy fríos o calientes.
    Los cambios bruscos de temperatura aumentan la sensibilidad dental e inflaman los nervios situados en el interior de tus dientes, provocando inflamación y dolor.
  • 6. Deja de fumar.
    El tabaco está directamente relacionado con la retracción o pérdida de las encías, pudiendo desarrollar hipersensibilidad dental y otras patologías bucales como la gingivitis o la aparición de caries.
  • 7. No hagas un uso indebido de tus dientes.
    Morder bolígrafos o lápices, cortar objetos o tirar de elementos con tus dientes acelerará su desgaste y la aparición de enfermedades bucodentales.
  • 8. Emplea férulas de descarga si sufres bruxismo.
    El acto involuntario de apretar los dientes puede desgastar tus dientes y provocar sensibilidad dental, dando lugar también a problemas en la articulación de la mandíbula.
  • 9. No caigas en falsos mitos para blanquear tus dientes.
    La aplicación de bicarbonato y zumo de limón en los dientes no es un magnífico método de blanqueamiento como popularmente se cree, sino todo lo contrario; ambos productos resultan muy dañinos para el esmalte del diente, causando la aparición de hipersensibilidad dentinaria.
  • 10. Consulta a tu dentista ante la aparición de hipersensibilidad dentinaria.
    Tu odontólogo, tras su diagnóstico según tu caso, determinará el tratamiento más adecuado y descartará la presencia de otras patologías. Si sufres de atricciones (desgaste) dentales o maloclusiones (mala colocación de estos) deberás recibir un tratamiento de ortodoncia.