10 falsos mitos sobre la salud en verano

Pero, ¿son todos ciertos? A continuación te contamos diez falsos mitos sobre la salud en verano.

1. Las personas mayores necesitan beber más líquidos
Para evitar golpes de calor, los expertos siempre recomiendan beber más líquidos al día. Sin embargo, en el caso de las personas mayores es algo con lo que hay que tener especial cuidado, ya que tienen menos capacidad de sudoración y un exceso de líquidos puede provocar problemas de riñones o edemas.

2. No es necesario utilizar gafas de sol si está nublado
Aunque no haga sol, la radiación solar está siempre presente. En los días en los que hay nubes altas, la radiación ultravioleta sólo se atenúa ligeramente, por lo que hay que protegerse bien los ojos.

3. La orina alivia las picaduras de las medusas
Muchas playas españolas reciben en verano a unos indeseados visitantes, las medusas. Sus picaduras, muy molestas, intentan calmarse de muchas maneras. Una creencia extendida que puede hacerse mediante la orina. Pero está demostrado que no sirve para nada. En cambio, se recomienda lavar la picadura con vinagre. No es aconsejable lavar la picadura con agua dulce.

4. El golpe de calor solo se sufre si se está al sol
El llamado golpe de calor puede llegar en cualquier lugar con altas temperaturas, esté iluminado en esos momentos o no. Las temperaturas elevadas pueden causar deshidratación, mareos e incluso asfixia. Ante esta situación, lo más recomendable es alejarse de ese lugar, refrescarse y recuperar poco a poco el estado anterior.

5. Las bebidas energizantes son las mejores para reponerse del ejercicio
Este tipo de bebidas estimulantes previenen una caída de tensión en caso de hacer ejercicio, pero su consumo posterior en exceso puede causar taquicardias y circunstancias anómalas en el ritmo cardíaco, puesto que al ser estimulantes pueden llevar el corazón a una actividad no experimentada anteriormente.

6. En verano se necesitan menos horas de sueño
Algunas personas sienten que en verano duermen menos, aunque eso no sea del todo así. El ejercicio, la dieta o el estrés de las vacaciones son factores que influyen en las horas de sueño. Aunque en esta época del año la gente suele madrugar más y echarse más la siesta, también se trasnocha más.

7. Si tienes muchos lunares no tomes el sol
Los riesgos de contraer cáncer de piel ha contribuido a establecer esta creencia. Aunque la incidencia del melanoma ha aumentado y los médicos han ampliado las recomendaciones y precauciones a tomar para evitar este tipo de cáncer, lo cierto es que las personas que posean lunares no tienen porqué rehuir el sol. Los beneficios de la exposición solar están recomendados para las personas, siempre que se tome con cuidado y sin excesos.

8. El pie de atleta afecta a deportistas o a personas con poca higiene
En verano se multiplican las visitas a las piscinas y con ellas la posibilidad de padecer hongos. Esto ocurre si no utilizamos chanclas en la piscina, especialmente en los bordes del agua, donde se crean charcos que son un caldo de cultivo para los microorganismos.

9. El bronceado es sinónimo de piel protegida
A veces se suele escuchar frases como «si estás moreno el sol no te daña». No es verdad. A menudo, un bronceado muy excesivo puede ser síntoma de un daño causado a la piel por una exposición al sol muy extendida en el tiempo, por lo que conviene consultar con un dermatólogo si apreciamos algo inusual en nuestra piel.

10. Los días de sol mejoran la psoriasis
Aunque si es cierto que el agua del mar puede ayudar a eliminar algunas de las escamas que aparecen con la psoriasis, el sol en exceso puede ser perjudicial para la piel de las personas que sufren esta enfermedad ya que favorece el envejecimiento cutáneo.

10 cosas que debes hacer para llevar una vida sana

Modificar la lista de la compra

El tránsito a una vida más saludable comienza por cambiar los hábitos de consumo. Lo principal, olvidarte de los productos procesados. La dieta debe incorporar productos frescos. Si son de temporada mejor, así te aseguras que no han sido sometidos a procesos químicos de maduración o crecimiento. Además, al proceder de un cultivo más natural, se conservan y se potencian las propiedades y los nutrientes propios de cada alimento. En caso de que consumas carne y pescado opta por las alternativas que tengan menos grasas.

Incorporar vegetales

Frutas, verduras, hortalizas, legumbres son alimentos que debemos incorporar en nuestra dieta. Cada día debemos ingerir uno o varios de los productos que integran este grupo alimenticio. Poseen un gran poder antioxidante que proporciona importantes beneficios a nuestro organismo. También aportan un importante nivel de minerales, fibra y vitaminas que resultan imprescindibles para el desarrollo de nuestro cuerpo.

Incorpora nuevas recetas

Para poder sacar el máximo partido posible a los nutrientes que aportan los alimentos hay que aprender a cocinar. Hoy todo un mundo de posibilidades más allá de los fritos, rebozados y estofados. La cocina al vapor, a la plancha o al horno  son técnicas con las que se ahorran muchas calorías al no incluir aceites y grasas. También ayudará a no llevar una rutina alimenticia monótona y aburrida.

Incrementa el consumo de agua

vida sana

Aunque parezca mentira una de las cosas que más perjudican a nuestro cuerpo es la cantidad de calorías que injerimos cuando bebemos. Se deben reducir el consumo de bebidas hipercalóricas como el alcohol o los refresco. Puede estar bien beberlas de vez en cuando, pero de ningún modo deben estar de forma continuada y repetida en nuestro día a día. El agua debe ser la principal bebida. El agua ayuda a eliminar las toxinas de nuestro cuerpo. Además hidrata y nutre las células.

Aumentar los niveles de fibra

La fibra ayuda a regular el tránsito intestinal, produce sensación de saciedad y ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre. Incrementar los niveles de fibra en la dieta hará que nuestro organismo funcione mejor.

Disminuye la sal y el azúcar

Cuando vayas a comprar productos para tu despensa debes analizar sus componentes nutricionales. La sal y el azúcar suele estar presente en la mayor parte de los alimentos precocinados. La propia Organización Mundial de la Salud ha ido disminuyendo con el paso de los años la cantidad de azúcar recomendable. Seguir una dieta con un alto contenido en sal y azúcar está vinculado con enfermedades como la hipertensión y la obesidad.

 Rebaja los niveles de estrés

En ocasiones puede parecer imposible, pero hay que intentarlo. Una vida sana exige llevar una vida más relajada. Las exigencias laborales a veces nos introduce en un bucle de ansiedad del que es difícil salir. Entrar en este punto puede provocar un cansancio que tiende a cronificarse. Hay muchas técnicas para ayudar a reducir estos niveles de estrés. Ejercicios de relajación, de respiración, técnicas como el yoga o el pilates ayudan a tener una mayor conexión con el cuerpo y favorecen la disminución de los niveles de estrés.

Duerme el tiempo necesario

Llevar una vida sana exige llevar un adecuado régimen de descanso. Tener una rutina a la hora de dormir es básico para recuperarse de la actividad diaria. Lo óptimo es descansar entre 7 y 8 horas al día. Aunque está muy presente en gran parte de los hogares, acostarse viendo la televisión no es recomendable puesto que son estímulos que distraen el sueño. En esta recomendación puedes sustituir televisión por teléfono móvil, tablet o pc. En la calidad del descanso también incide la calidad del colchón. Un colchón de mala calidad puede provocarnos problemas corporales.

Abandonar la vida sedentaria

Lo de quedarse tumbado en el sofá o en la cama se debe suprimir. Pasear, usar las escaleras en lugar del ascensor, ir a trabajar en bicicleta o a pie….parecen cosas irrelevantes pero ir incorporando poco a poco un nivel mayor de actividad física nos hacen abandonar poco a poco y llevar una vida sana.

Hacer ejercicio diario Lo recomendable es hacer unos 30 minutos diarios de ejercicio. Si no estás acostumbrado empieza por algo que te guste y con una intensidad media. La actividad física nos proporciona una sensación de bienestar. Acompañado con una buena dieta es la clave para iniciar el tránsito hacia una vida más saludable.

HONGOS EN LOS PIES: SÍNTOMAS, TRATAMIENTO Y PREVENCIÓN (CANESPIE)

Los hongos en los pies son una infección fúngica provocada generalmente por dermatofitos (Tinea pedís). Esta enfermedad, también conocida como micosis en los pies o pie de atleta, suele aparecer principalmente entre los dedos de los pies y es una afección bastante molesta que puede provocar síntomas como picazón, descamación y ardor en el área.

La micosis en los pies es una infección que hay que tratar de forma inmediata, ya que en el caso de que no se utilice ningún medicamento o tratamiento antifúngico puede extenderse a otras regiones de esta zona, como debajo de las uñas ocasionado una onicomicosis, una infección fúngica mucho más difícil de eliminar. Pero, ¿por qué aparecen los hongos en los pies? ¿Cuáles son sus posibles síntomas y cómo podemos evitar esta infección? Si quieres estas respuestas, te recomendamos que sigas leyendo este artículo donde te explicamos lo que necesitas saber sobre esta afección fúngica.

¿POR QUÉ SALEN HONGOS EN LOS PIES?

Como hemos adelantado, los hongos o micosis en los pies son una enfermedad infecciosa causada generalmente por unos microorganismos conocidos como dermatofitos. La aparición de estos hongos en los pies o pie de atleta suele estar provocada por causas como estar frecuentemente en un ambiente húmedo y caluroso, el uso constante de zapatos o calcetines que no traspiren bien o colocárselos con los pies aún húmedos al salir de la ducha o la piscina. Además de ello, el riesgo de padecer micosis en esta región del cuerpo se ve aumentado debido a los siguientes factores:

  • Uso frecuente de calzado muy ajustado.
  • Andar descalzo (especialmente en duchas, vestuarios, saunas o piscinas públicas).

Una de las características más comunes de los hongos en los pies es que es una condición muy contagiosa. Esta infección fúngica puede transmitirse por contacto directo con la zona afectada de una persona que padece esta condición, o bien por contacto con superficies y objetos contaminados, como calzados, toallas y pisos.

SÍNTOMAS DE LOS HONGOS EN LOS PIES

El pie de atleta es una condición muy contagiosa, por ello es importante reconocer las señales que suelen darse en las personas que padecen este tipo de micosis. Estos son los principales síntomas del pie de atleta:

  • La primera señal que puede hacernos sospechar que ha habido contagio es la aparición de erupciones cutáneas escamosas de un tono rojizo en la región de los dedos de los pies.
  • Otros síntomas característicos son la picazón (especialmente después de quitarte los zapatos) y las descamaciones.
  • En algunos tipos de micosis en los pies y, sobre todo, cuando los hongos han avanzado bastante al no tratarse la infección, también se han presentado otros signos como la aparición de ampollas y úlceras en los dedos de los pies, además de resequedad y descamación en las plantas.

Debido a la picazón que provoca esta infección fúngica es bastante común rascarse, lo cual puede infectar otras partes de nuestro cuerpo. En el caso de que no hayamos recibido ningún tratamiento, los hongos en los pies pueden propagarse a regiones como las uñas de esta parte del cuerpo produciendo onicomicosis, además puede pasar también a las manos o la ingle, provocando en este último caso lo que se conoce como tiña inguinal. Así que, si tienes más síntomas parecidos en otras partes del cuerpo, es posible que se haya producido una propagación del hongo.

HONGOS EN LOS PIES: TRATAMIENTO

Como hemos adelantado, es muy importante que si tienes algunos de los síntomas indicados trates esta infección cuanto antes, de este modo evitarás que avance y que pueda infectar otras zonas de la piel. 

Generalmente, los tratamientos que suelen indicar para eliminar los hongos en los pies son medicamentos con un efecto antifúngico que eliminan los hongos de los pies, o bien que reducen el pH de la piel de esta zona para obstaculizar y frenar el crecimiento de este tipo de microorganismo. En farmacias podrás encontrar distintas alternativas, como CANESPIE

Sin embargo, sea cual sea el tratamiento que estés utilizando, es importante que la aplicación sea constante, es decir será esencial que lo utilices las semanas que te indique en el prospecto del medicamento para terminar definitivamente con este tipo de infección, ya que, de lo contrario, podría volver a aparecer.

CÓMO PREVENIR LOS HONGOS EN LOS PIES

Aunque es habitual padecer alguna vez esta afección, también es posible evitarlos con las siguientes recomendaciones para prevenir los hongos en los pies:

  • Intenta secar tus pies sobre todo entre los dedos, después de cada baño o ducha.
  • Mantén una higiene adecuada de tus pies y cambia tus calcetines diariamente.
  • Usa zapatos que favorezcan la transpiración del pie para evitar que se acumule humedad. Es importante que evites los calzados fabricados con materiales como la goma o el vinilo.
  • Utiliza siempre chanclas o calzado para el agua cuando te encuentres en zonas públicas como piscinas, duchas, saunas o vestuarios.

Diarrea del viajero, causas y consejos…

El problema típico de viajes exóticos

Los viajes de aventura o a países exóticos pueden convertirse en experiencias inolvidables, aunque no siempre por los mejores motivos. En este tipo de destinos, nos acecha siempre el riesgo de contraer la diarrea del viajero, el problema de salud que afecta con más frecuencia al turista y que puede llegar a arruinar las vacaciones. De hecho, según el Ministerio de Sanidad, puede afectar a más del 80% de los viajeros que se desplazan a destinos de alto riesgo, si bien en otras fuentes se estima que el porcentaje está entre un 30% y un 70% de viajeros, según las características y la duración del viaje.

La diarrea del viajero (DV) es un síndrome clínico vinculado al consumo de agua o alimentos contaminados que se produce durante un viaje o poco después. Según la Asociación de Médicos de Sanidad Exterior (AMSE), los agentes que, en la mayoría de los casos, producen la infección son normalmente bacterias, aunque también pueden causarla virus intestinales. En muy pocos casos, la diarrea del viajero es provocada por un parásito, aunque suele producirse a más largo plazo.

Causas: condiciones higiénico-sanitarias deficientes

Suele afectar más a menudo a los viajeros procedentes de áreas en los que las condiciones higiénico-sanitarias y las infraestructuras para el control de la seguridad alimentaria son buenas, cuando se desplazan a países que sufren deficiencias en este ámbito, ya que de estas depende la seguridad de los alimentos, las bebidas y el agua que se consumen.

Lógicamente, el riesgo es mayor cuando se viaja de manera más aventurera que en los viajes organizados con estancias en hoteles. También aumentará en función de su duración y de la zona del mundo a la que se viaje: el riesgo más elevado se da en Asia, Oriente Medio, África, México, América Central y América del Sur, mientas que desciende en Europa del Este, el sur de África y algunas islas del Caribe. Es mínimo en muchos países de Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia o Japón, aunque es posible contraer la diarrea del viajero en cualquier lugar.

De igual modo, el tipo de turismo también es un factor que influye en su aparición, según la Fundación Española del Aparato Digestivo. El turismo de playa, por ejemplo, en un complejo turístico tiene una menor incidencia que el tour en grupo organizado.

Otros aspectos que influyen en la diarrea del viajero son el tipo de hotel elegido (sus condiciones higiénicas y el lugar donde se desarrollan las comidas) o la estación del año en la que se viaje (se dan más casos en verano).

Por último, hay que tener en cuenta las características del viajero: son más vulnerables los niños los ancianos, las embarazadas, los jóvenes entre 15 a 30 años, las personas inmunodeprimidas o con patología inflamatoria intestinal, los pacientes que toman un tipo de medicamentos llamados antiácidos y los sometidos a cirugías gástricas.

¿Cuáles son los síntomas de la diarrea del viajero?

El principal síntoma de este síndrome es el comienzo repentino deposiciones frecuentes de heces blandas -al menos, cuatro al día- y la necesidad urgente de defecar. Esta diarrea puede ir acompañada de ruidos intestinales, náuseas, vómitos, dolor abdominal, calambres y fiebreLa aparición de fiebre y sangre o moco en las heces son criterios de gravedad. Los síntomas suelen manifestarse de doce a setenta y dos horas después de que se hayan ingerido los alimentos o agua contaminados.

Siempre que aparezca sangre o moco en las heces, haya fiebre alta, los vómitos y el dolor abdominal persistan o la deshidratación sea grave, el viajero debe buscar atención médica.

Evitar la deshidratación es la medida más importante para combatirla

Una vez que aparece la diarrea del viajero, normalmente, se trata de un trastorno leve, que se cura por sí solo en tres o cinco días. Para evitar la deshidratación, que es el mayor riesgo asociado, se han de tomar abundantes líquidos, que deben ser seguros, como agua embotellada o que antes haya sido hervida o desinfectada. En general, siendo el cuadro leve, no hará falta tomar preparados específicos.

Sí que, en algunos casos, sobre todo cuando la diarrea afecta a niños, a ancianos y a pacientes crónicos es conveniente recurrir a sales de rehidratación oral. Si no se dispone de sobres de rehidratación oral, se puede preparar una solución casera con un litro de agua (segura, embotellada o hervida), a la que se añade una pizca de sal, otra de bicarbonato sódico, dos cucharadas soperas de azúcar y el zumo de un limón.

Es importante saber cuánta la cantidad de líquido se debe ingerir, en función de la edad. Una pauta orientativa en este sentido puede ser la siguiente:

  • En niños menores de dos años: entre un cuarto y medio vaso después de cada deposición líquida hasta completar medio litro al día.
  • En niños de entre dos y 10 años: de medio a un vaso después de cada deposición hasta llegar a, aproximadamente, un litro al día.
  • En niños a partir de 10 años y en personas adultas: beber líquidos hasta completar, aproximadamente, unos dos litros al día.

En cualquier caso, siempre es mejor mantener un equilibrio entre ofrecer el líquido y no forzar, máxime cuando existan vómitos asociados. En ese caso, habrá que esperar a que ceda el vómito y ofrecer después el líquido en pequeñas cantidades, cada poco tiempo.

Por otro lado, y al contrario de lo que se suele pensar, hay que seguir ingiriendo alimentos sólidos. No se debe dejar de comer, pero, preferiblemente, se han de elegir alimentos suaves fáciles de digerir como sopa, patatas hervidas, arroz cocido, pescado blanco o pollo a la plancha. La manzana rallada o asada, los plátanos y las tostadas de pan blanco también son adecuados cuando se padece diarrea del viajero. En cambio, los lácteos deben evitarse.

En el caso de los lactantes, no se debe interrumpir la lactancia, sino que realizar tomas más a menudo ayudará al bebé a evitar la deshidratación, además de alimentarle.

¿Hay que tomar medicación ante la diarrea del viajero?

En casos de diarreas leves o moderadas, pueden ser útiles los fármacos antidiarreicos, aunque estos no están indicados si hay fiebre o sangre en las heces, así como en niños y en personas que sufran colitis ulcerosa.

Aunque no es habitual, si la diarrea se prolonga durante una o más semanas, si se trata de una diarrea grave (con sangre en heces, fiebre alta o un gran número de deposiciones diarias) o en el caso de personas inmunodeprimidas o con enfermedades inflamatorias intestinales, puede ser necesario recurrir a los antibióticos. No obstante, estos medicamentos no deben tomarse de manera preventiva de manera generalizada, debido a sus efectos secundarios y a que se estaría fomentando la resistencia de las bacterias a estos medicamentos. Además, podrían proporcionar una falsa sensación de seguridad que lleve a reducir el nivel de alerta respecto a las normas de higiene.

Hay que consultar con el médico sobre la posibilidad de incluir estos dos tipos de medicamentos en el botiquín de viaje y en la dosificación adecuada a cada paciente, si estuviera indicada.

10 Consejos para prevenir la diarrea del viajero

Si queremos disfrutar plenamente de las vacaciones, debemos adoptar determinadas precauciones cuando bebamos agua o tomemos alimentos durante nuestros viajes. Las mujeres embarazadas, los niños, ancianos y las personas con un sistema inmunitario deficiente deben ser especialmente prudentes:

  • 1. Ve solo a restaurantes que cumplan las condiciones higiénicas.
  • El riesgo suele ser mayor en aquellos que sirven buffet o comida rápida.
  • 2. No compres bebida o comida a los vendedores ambulantes.
  • Sobre todo, si las sirven a granel y/o sin envasar, pues la higiene y seguridad de estos alimentos no está garantizada.
  • 3. Toma los alimentos bien cocinados y preparados recientemente.
  • Las verduras deben estar cocidas y servirse muy calientes, al igual que la carne, el pescado y el marisco. En los restaurantes, evita también las ensaladas, los zumos y las frutas preparadas y peladas. Toma las piezas enteras y pela tú mismo las que te vayas a comer.
  • 4. No tomes salsas que se sirvan en envases abiertos que se dejan sobre la mesa.
  • Ten cuidado también con los picantes y condimentos fuertes a los que no estés acostumbrado.
  • 5. Bebe solo agua o bebidas embotelladas.
  • No tomes agua del grifo ni siquiera la uses para lavarte los dientes. Sí puedes tomar bebidas preparadas con agua hervida como café, té u otras infusiones, pero solo si te las sirven muy calientes. Toma solo cubitos de hielo que se hayan preparado con agua hervida o embotellada.
  • 6. Si tienes dudas sobre la potabilidad del agua, esterilízala.
  • Puedes hervirla o añadirle unas gotas de lejía común (ten en cuenta que la dosis requerida variará según la presentación del preparado o preparados de yodo). En caso de un viaje de aventura largo, puedes llevar contigo un equipo portátil de desinfección.
  • 7. No tomes leche, ni productos lácteos (incluyendo helados) que no hayan sido pasteurizados.
  • Solo el proceso de pasteurización -que calienta la leche a altas temperaturas- garantiza que estén libre de bacterias. Tampoco ingieras alimentos preparados con huevo crudo (por ejemplo, mayonesa).
  • 8. Lávate las manos con frecuencia.
  • Sobre todo, antes de cocinar y comer o después de ir al baño. Usa para ello jabón o, en caso de que no haya agua, con gel hidroalcohólico. Cuando acabes, sécatelas bien, no deben quedarse húmedas.
  • 9. Evita el baño en aguas no seguras.
  • Por ejemplo, en piscinas, arroyos o lagos. Al ducharte o bañarte, cierra la boca y no tragues agua.
  • 10. Sé previsor y consulta a tu médico antes de viajar.
  • Comenta con tu médico el viaje que vas a realizar, porque podría indicarte algunos medicamentos e instrucciones para su correcta utilización en caso de necesidad y según el destino. Si fuera necesario, podría remitirte con carácter previo al Centro de Vacunación Internacional, ya que, si bien en general, no hay vacunas para los gérmenes causantes de las diarreas del viajero más frecuentes, sí que algunas de ellas pueden prevenirse mediante vacunas. De igual modo, al preparar tu botiquín de viaje, adquiere en la farmacia sales de rehidratación oral de fácil preparación en el destino, ya que te permitirán reponer los líquidos y las sales minerales en caso de que sufras diarrea del viajero.

Ahogamiento…

Con la llegada del verano, una de las actividades más frecuentes en nuestro tiempo de ocio es acudir a las playas, piscinas y distintas zonas de baño, como ríos o embalses. Se trata de lugares de disfrute y diversión, pero no podemos olvidar que el medio acuático también entraña riesgos. De hecho, en 2018 se produjeron en España 373 muertes por ahogamiento, según recoge el Informe Nacional de Ahogamientos publicado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS).

¿Qué medidas de prevención debemos tener en cuenta?

En el caso de las playas, la primera medida de prevención pasa por tener en cuenta el color de la bandera que indica el estado de la mar.
Debemos saber qué significa cada color, aunque hay que tener en cuenta que no es un código internacional:

  • Bandera verde: el baño está permitido y no existe ningún riesgo especial.
  • Bandera amarilla: exige cierta precaución. El baño está permitido, pero con limitaciones. No se debe perder de vista a los niños, pues las corrientes pueden resultar peligrosas y llevarnos mar adentro sin que nos demos cuenta. Es importante recordar que con bandera amarilla está prohibido el baño en las zonas donde no hacemos pie.
  • Bandera roja: el baño está prohibido. Es el momento de disfrutar de la playa haciendo castillos de arena o paseando por la orilla.
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Por otro lado, tanto en playas como en piscinas, se aconseja aplicar con los más pequeños la regla conocida como 10/20: vigilar a los niños cada 10 segundos y no permanecer alejados de ellos una distancia que cueste más de 20 segundos recorrer.

También es una medida preventiva atender las indicaciones de los socorristas. En este sentido, cabe recordar que estos profesionales son los responsables de las instalaciones y de mantener la seguridad, pero su misión no es cuidar de los niños en los lugares de baño.

Por otro lado, es recomendable ducharse antes de entrar en la piscina o sumergirse poco a poco si estamos en otra zona de baño, como una playa, río o pantano, con el fin de adaptar nuestro cuerpo a una bajada de temperatura. Esto es fundamental si queremos evitar el conocido como “corte de digestión”. Esta situación, más que relacionada con el aparato digestivo, es consecuencia de un cambio de temperatura que sufre el cuerpo, en este caso por la inmersión en el agua. Si se produce fuera del agua, esta reacción se denomina síncope: la persona queda inconsciente, por lo que es necesario comprobar si respira y si responde a estímulos. Si ocurre dentro del agua, el estado de inconsciencia se produce en un medio donde no se puede respirar. Esta circunstancia, llamada hidrocución, no tiene por tanto nada ver con la digestión, sino con un cambio brusco de temperatura. De hecho, es más fácil sufrir una hidrocución tras pasar unas horas al sol que por meterse en el agua sin que hayan transcurrido dos horas tras comer.

La primera pauta es garantizar la seguridad del paciente

Pese a las precauciones y a la vigilancia, los ahogamientos se producen, por lo que conviene conocer las pautas de actuación ante estas situaciones.
Además de mantener la calma, el objetivo prioritario es garantizar la seguridad de las personas implicadas. En este sentido, la primera regla que debemos recordar es la conducta PAS, siglas de:

  • Proteger: hay que tener en cuenta la autoprotección, es decir, que nosotros estemos seguros para poder ayudar con garantía a la víctima.
  • Alertar/Avisar: debemos dar aviso al 112. Además de poner en alerta a los servicios de urgencias sanitarias, los operadores del 112 nos irán indicando los pasos que debemos seguir mientras llegan los profesionales sanitarios.
  • Socorrer: aunque pueda sorprender, iniciar la asistencia en sí es el último paso, con el fin de asegurar que la atención sea de la máxima seguridad y eficiencia posible.

¿Qué pasos seguir ante un ahogamiento?

Siempre que nos encontremos a una persona inconsciente en el agua, la actuación prioritaria será mantener libre la vía aérea (nariz y boca). Si estamos en la orilla, el primer paso es alejarla del agua y situarla boca arriba. Si nos ocurre dentro del agua, resulta prioritario garantizar nuestra seguridad (la P de proteger de PAS) y a continuación, sí, tratar de mantener las vías aéreas libres de la persona afectada y pedir ayuda.

Una vez que la persona ha sido rescatada del agua, debemos comprobar que la zona a la que la hemos trasladado es segura, tanto para ella como para nosotros. A continuación, procederemos de la siguiente manera y en este orden:

  1. Comprobaremos si la víctima responde a estímulos, que pueden ser:
  • Auditivos: le hablamos, preguntamos cómo se encuentra.
  • Táctiles: le tocamos suavemente.
  • Dolorosos: basta con presionar en la zona blanca de la uña.

2. Nos podemos encontrar con dos opciones:

  • La víctima SÍ responde:
    -Si podemos hablar con ella, le preguntaremos cómo se encuentra y, si es necesario, avisaremos al 112 para hablar con un profesional sanitario.
    -Si no puede hablar, pero se mueve al aplicarle un estímulo, por ejemplo, doloroso, avisaremos 112.
  • La víctima NO responde.
    -Pediremos ayuda a otras personas que se encuentren próximas. También deberemos avisar al 112 activando el “manos libres” de nuestro teléfono para seguir las indicaciones que nos haga el operador.
    Comprobaremos si la persona respira. Para ello, deberemos abrir sus vías aéreas con el fin de facilitar la respiración si fuera posible. Para lograrlo, se emplea la maniobra frente-mentón (colocamos una mano en el mentón y otra en la frente con la que movemos la cabeza hacia atrás de manera que la boca quede abierta y el cuello, extendido). Esta maniobra consigue que la lengua no bloquee la vía aérea y facilitamos así que la víctima pueda respirar. Cabe recordar que la lengua no se traga, sino que se relaja e impide el paso correcto del aire a los pulmones. Por tanto, es suficiente con realizar esta maniobra y no es necesario estirar de la lengua de la víctima.
    -Para comprobar la respiración, aplicaremos la maniobra VOS (Vemos, Oímos, Sentimos), acercando nuestro oído a la boca y mirando hacia el pecho de la víctima. Esta comprobación no debe llevar más de 10 segundos.
    -Si respira:
    Llamaremos al 112 (si no lo hemos hecho antes) y avisaremos de que tenemos una persona inconsciente y respirando.
    Pondremos a la víctima en Posición Lateral de Seguridad (PLS).
    Comprobaremos constantemente que la víctima sigue respirando.
    -No respira:
    Si hay alguien que nos acompaña, debe llamar al 112 (si no lo hemos hecho ya) informando de la situación y pidiendo que nos indiquen el lugar más próximo donde podemos encontrar un Desfibrilador Semiautomático (DESA).
    Si estamos solos, podríamos alejarnos de la víctima durante 2 minutos para pedir ayuda, salvo que sea un niño (menor de 8-10 años). En ese caso, comenzaremos inmediatamente la reanimación cardiopulmonar (RCP).
    Cuando la víctima ha sufrido ahogamiento, iniciamos las maniobras de RCP con cinco ventilaciones mediante el “boca a boca”.
    A continuación, procedemos con el masaje cardiaco, que se lleva a cabo colocando nuestras manos entrelazadas sobre el centro del pecho, a un ritmo de 110 compresiones por minuto.
    Tras aplicar 30 compresiones, se detiene el masaje el menor tiempo posible y se procede a ventilar con el “boca a boca” en dos ocasiones (las 5 ventilaciones son solo al principio). Para ventilar:
    Movemos la cabeza con la maniobra frente-mentón. 
    Pinzamos la nariz con los dedos pulgar e índice.
    Sellamos su boca con la nuestra. 
    Llenamos sus pulmones con aire que nosotros le exhalaremos durante un segundo más o menos.
    Dejamos que los pulmones se vacíen, despinzando la nariz (menos de un segundo).
    Repetimos la ventilación una segunda vez.
    Reanudamos el masaje siguiendo el ciclo de 30 compresiones y 2 ventilaciones. Este ciclo debe mantenerse hasta que:
    -Estemos agotados.
    -La víctima responda.
    -Llegue ayuda especializada.
    Si nos llega un DESA, tras encenderlo seguiremos los pasos que nos vaya indicando en cuanto a colocación de electrodos, interrupción del masaje cardiaco y activación de la descarga.

Estos pasos, recogidos en las recomendaciones del Consejo Europeo de Resucitación (ERC por sus siglas en inglés) de 2015 con las actualizaciones de 2018, se pueden resumir en el siguiente esquema:

No responde–>No respira–>112–>30:2

Y si nos surgen dudas, recordemos:
“No sé si responde”–> No responde.
“No sé si respira”–>No respira.
“Parece que está convulsionando”–>Información fundamental para transmitir al operador del 112.