Problemas de calvicie?

La pérdida del cabello es un problema que genera numerosas consultas en la oficina de farmacia. Muchos pacientes deben ser derivados al dermatólogo, pero el farmacéutico puede aportar a su tratamiento un importante valor añadido, con su labor de educador sanitario y experto consejero en el uso racional y eficaz de medicamentos y complementos nutricionales.

 

El cuero cabelludo contiene un promedio de 100.000 cabellos (las personas morenas, 155.000; las rubias, 140.000, y las pelirrojas, 85.000). A diario, el ser humano pierde aproximadamente 100 cabellos del cuero cabelludo. Cada cabello individual tiene una vida media de 4,5 años, durante los cuales crece alrededor de 1,25 cm por mes. En general, el cabello se cae en su quinto año y es reemplazado por uno nuevo en un período de 6 meses.

La pérdida o ausencia de cabello se presenta con más frecuencia en el cuero cabelludo y usualmente se desarrolla de manera gradual, afectando al individuo en su totalidad (difusa) o presentándose en parches.

La alopecia genética es ocasionada por la incapacidad del organismo para producir nuevos cabellos y no por la excesiva pérdida de cabello. Pero este trastorno también puede ser resultado, no sólo de factores genéticos, sino también del envejecimiento, de enfermedades cutáneas locales y de enfermedades sistémicas. Algunos fármacos, como los que se utilizan para el tratamiento del cáncer, también pueden producir la caída del pelo.

La calvicie es una condición mucho más frecuente entre los varones que entre las mujeres. En el varón, la alopecia comienza en la pubertad, normalmente acompañada de pitiriasis y seborrea. El primer cambio es la recesión bitemporal de la implantación del cabello. Cerca del 25% de los varones empiezan a presentar calvicie alrededor de los 30 años de edad y alrededor de las dos terceras partes son calvos o tienen un patrón de calvicie a la edad de 60 años.

En cambio, la alopecia en la mujer es de aparición más tardía, y puede comenzar en el posparto o en la época peri o posmenopáusica. Conserva la línea de implantación frontal y el cabello se enrarece haciéndose fino y menos denso.

Tipos de alopecia

Hay distintos tipos de alopecia que tienen su origen en distintas causas y que se manifiestan de forma diferente en la persona que lo sufre. La alopecia, por tanto, puede clasificarse en varios tipos atendiendo a la causa que la provoca.

Alopecia de distribución masculina o androgénica

La alopecia androgénica tiene una causa genética y afecta al 60% de los varones españoles de alrededor de 50 años. Es el tipo de calvicie más extendida entre la población masculina y su aparición está inducida por los andrógenos que empiezan a ser producidos por el organismo del varón en la pubertad. La dihidrotestosterona (DHT), procedente de la metabolización de la testosterona por medio de la enzima 5-reductasa tipo II, acorta la fase de crecimiento de los folículos pilosos y la reduce hasta el punto de que los nuevos cabellos no alcanzan ni el tamaño ni el grosor que sus predecesores, con lo que se convierten en vello. El número de cabellos disminuye, pero la raíz del pelo permanece viva, por lo que en cualquier momento puede reactivarse. Este tipo de alopecia también se observa en un 20% de los jóvenes varones de entre 18 y 25 años. Aunque todos los varones producen andrógenos, el hecho de que unos desarrollen alopecia androgénica y otros no depende básicamente de condicionantes hereditarios. La pérdida de cabello suele comenzar en el frente, en los lados o en la coronilla de la cabeza. Algunos hombres tienen una calvicie localizada o un retroceso de la línea de crecimiento del cabello, mientras que otros pueden quedar totalmente calvos. La calvicie de distribución masculina es muy rara en las mujeres y los niños porque depende de la presencia de hormonas masculinas (andrógenos). Este tipo de alopecia es familiar.

Alopecia de distribución femenina

La alopecia de distribución femenina es menos frecuente que la masculina. En general, este trastorno se traduce en el aclaramiento del cabello en la frente, en los laterales o en la coronilla. Rara vez implica la pérdida total del cabello.

Alopecia tóxica

La alopecia tóxica puede presentarse con posterioridad a un episodio de fiebre elevada o enfermedad grave. Determinados medicamentos a dosis elevadas (talio, vitamina A y retinoides) pueden derivar en alopecia tóxica. Asimismo, algunos medicamentos indicados para el tratamiento del cáncer pueden ocasionar la caída de cabello. La alopecia también puede ser el resultado de una disfunción de la glándula tiroidea o de la hipófisis, o incluso puede suceder después del embarazo. El pelo puede caerse después de 3-4 meses de padecer la enfermedad u otro trastorno. En general, la pérdida del cabello es temporal y el pelo vuelve a crecer.

Alopecia areata

El origen de la alopecia areata es desconocido, aunque parece estar asociada a enfermedades autoinmunitarias. La alopecia areata suele presentarse en forma de placas en el cuero cabelludo, aunque también puede extenderse a otras zonas del cuerpo. Puede aparecer a cualquier edad y afecta en igual medida a varones y mujeres. Se estima que afecta a una de cada mil personas. En algunos casos, este tipo de alopecia puede progresar hasta la desaparición total del cabello. Los folículos pilosos no quedan destruidos, por lo que el pelo puede volver a crecer, si bien son frecuentes las recidivas en pacientes que la han padecido alguna vez.

Alopecia cicatricial

La alopecia cicatricial es una pérdida de pelo debida, a su vez, a la pérdida de los folículos capilares que se tiene lugar en áreas cicatrizadas. Esto causa la pérdida permanente del cabello. La piel puede cicatrizar por quemaduras, lesiones graves o una terapia con rayos X. Los cánceres de piel y enfermedades como el lupus eritematoso, algunas infecciones bacterianas o micóticas, la sarcoidosis o la tuberculosis también pueden provocar cicatrización de la piel.

Arrancamiento del cabello o tricotilomanía

Es más frecuente en los niños, pero el hábito puede prolongarse durante toda la vida. Esta costumbre puede pasar inadvertida durante mucho tiempo y podría pensarse que la pérdida de pelo se debe a una enfermedad como la alopecia areata.

Alopecia por estrés

Otro factor como el estrés también puede acelerar el proceso de pérdida del cabello en algunos varones, ya que ante una situación de estrés, el organismo puede incrementar la producción de andrógenos. Sin embargo, se cree que la influencia del estrés en la caída del cabello ha sido sobreestimada.

 

Farmacoterapia

A continuación se efectúa una revisión de los fármacos más eficaces actualmente empleados para el tratamiento de la alopecia: minoxidilo y finasterida.

Minoxidilo

El minoxidilo es un vasodilatador potente de acción selectiva sobre el territorio arterial. Reduce la resistencia vascular periférica provocando una caída de la presión arterial de forma intensa y duradera. Actúa estimulando la apertura de canales de potasio, provocando hiperpolarización de la membrana de las células. En estas condiciones, disminuye la probabilidad de que se abran otros canales iónicos como los canales de sodio, calcio y cloruro, disminuyendo la excitabilidad de la célula frente a un estímulo.

El minoxidilo también estimula el crecimiento capilar en personas con alopecia androgénica. Su mecanismo de acción a este nivel no ha sido totalmente dilucidado pero se acepta que posiblemente incremente el flujo sanguíneo como resultado de la inducción de la vasodilatación. El 35% de la dosis absorbida es eliminado por el riñón en los 4 días posteriores a la aplicación.

La solución de minoxidilo tópica al 5% ha sido ampliamente utilizada para estimular el crecimiento del cabello y detener su caída en varones con alopecia androgénica. Se ha comprobado que la tretinoína incrementa la absorción percutánea de minoxidilo y, por tanto, podría incrementar la respuesta de la alopecia androgénica a este fármaco. En un ensayo clínico comparativo, doble ciego y aleatorizado se comparó la eficacia y seguridad de la terapia con un solución combinada de minoxidilo al 5% y tretinoína al 0,01% una vez al día con la terapia convencional de minoxidilo al 5% dos veces al día en el tratamiento de la alopecia androgénica. Se demostró finalmente que la eficacia y seguridad de ambos tratamientos resultó ser equivalente.

Administración. Se debe aplicar 1 ml de la solución cada 12 h sobre el cuero cabelludo bien seco, empezando por el centro de la zona afectada, realizando masajes y friccionando con suavidad. La dosis no debe exceder los 2 ml/día, independientemente de la superficie tratada.

La duración del tratamiento para este tipo de patología es de 3 meses. Si al cabo de este período no se observan resultados, se debe consultar al profesional médico; de lo contrario, se debe interrumpir la aplicación durante 30 días y luego retomar el tratamiento. En caso de olvido de una aplicación de la solución tópica se recomienda al paciente continuar con la aplicación programada y no aplicarse una dosis doble.

Indicaciones. La soluciones tópicas al 2 y al 5%, respectivamente, se utilizan para el tratamiento de la alopecia masculina frontoparietal y parietooccipital y de la alopecia femenina difusa, ambas de origen androgénico. La misma forma farmacéutica se utiliza para el tratamiento de la alopecia areata y la hipotricosis congénita. Hay estudios que demuestran que al 5% es más eficaz que al 2%, pero induce más prurito e hipertricosis en mujeres.

El tratamiento con minoxidilo produce un engrosamiento del cabello en las zonas afectadas y un retardo en su caída, tanto en la alopecia masculina como en la femenina. Se suele observar un mejor resultado en aquellos pacientes que no presentan una pérdida total del cabello en la zona a ser tratada. El minoxidilo es el único fármaco efectivo para el tratamiento de la alopecia femenina, y no es necesario complementar el tratamiento con la administración de estrógenos. El tratamiento con minoxidilo de la alopecia areata estimula el crecimiento del cabello pero no previene su caída ni influye en el curso de la enfermedad.

Reacciones adversas. El minoxidilo puede producir reacciones de hipersensibilidad, dermatitis de contacto, prurito, ardor e inflamación local. Puede aparecer hipertricosis en la zona de las cejas y en la región malar (estos efectos son más frecuentes en mujeres). Con menor frecuencia puede aparecer disnea, cefalea, vértigo, neuritis, edema y aturdimiento, y muy rara vez, alopecia, foliculitis, dolor torácico, cambios en la presión arterial y en el pulso.

Precauciones, contraindicaciones e interacciones. El minoxidilo puede tener efectos sistémicos (taquicardia, edema y angina de pecho), en cuyo caso deberá suspenderse el tratamiento. Se recomienda control clínico en pacientes con hipertensión. No se recomienda su uso en pacientes con arritmias cardíacas, enfermedad arterial, insuficiencia cardíaca congestiva o valvulopatías y enfermedad hepática o renal.

Está contraindicado en casos de hipersensibilidad al minoxidilo y en caso de alteraciones dermatológicas del cuero cabelludo. No se debe poner en contacto con la piel erosionada, mucosas u ojos ya que, en este caso, aumenta el riesgo de efectos sistémicos; si ocurriera esto, se debe lavar abundantemente con agua fría. No se deben utilizar pelucas durante el tratamiento, ya que se produciría una mayor absorción sistémica. Su uso está contraindicado en niños y adolescentes. No se ha establecido su inocuidad y eficacia en mayores de 65 años. Debe evitarse el uso concomitante de agentes que puedan aumentar la absorción del minoxidilo como corticoides, retinoides o bases oclusivas.

Observaciones. Aunque muchos estudios han mostrado la eficacia de minoxidilo, sólo en el 10% de los varones el cabello ha vuelto a crecer (reanudación del crecimiento) y en el 30%, dejó de caer (estabilización). La administración del preparado de minoxidilo debe limitarse al cuero cabelludo. El crecimiento del cabello tarda al menos 4 meses en producirse y los resultados no son aparentes hasta después de 6-12 meses de utilización ininterrumpida. La suspensión de su aplicación detiene el crecimiento del cabello y en un mes se puede volver a la situación de origen.

Finasterida

Finasterida es un compuesto azasteroideo sintético que se utiliza como agente en la terapia de la hiperplasia benigna prostática y como estimulante del crecimiento capilar. Este fármaco inhibe el enzima 5-alfa reductasa, que convierte la testosterona en DHT, esencial para que se cumplan ciertas acciones androgénicas. En el varón, la 5-alfa reductasa tipo I es predominante en las glándulas sebáceas de la mayoría de las regiones de la piel, incluido el cuero cabelludo, mientras que la 5-alfa reductasa tipo II se encuentra en los folículos del cabello, la próstata, la piel genital y el hígado. No tiene afinidad por los receptores androgénicos. No produce efectos androgénicos ni antiandrogénicos. Tampoco produce efectos estrogénicos, antiestrogénicos y progestágenos.

Tras la administración repetida de finasterida durante un período de al menos 3 meses, comienza a observarse un cambio en el crecimiento capilar y esta estimulación del crecimiento capilar continúa hasta después de un año de haber suspendido el tratamiento.

La finasterida se encuentra disponible en el mercado en forma de comprimidos para administración oral. Las dosis a administrar dependen del paciente a tratar. Para el tratamiento de la alopecia se recomienda una dosis máxima de 1 mg en adultos. No deben administrarse dos tomas en conjunto si se ha olvidado una de ellas.

El tratamiento puede producir dolor abdominal, disminución de la libido, diarrea, impotencia, dolor de cabeza, etc. Debe evitarse el contacto o ingestión en mujeres embarazadas, debido a que provoca cambios en los órganos sexuales en el feto masculino.

Su eficacia se ha demostrado en multitud de ensayos multicéntricos doble ciego, controlados con placebos. En estos estudios se ha demostrado un aumento de pelo en el cuero cabelludo, así como su buena tolerancia. Sólo un 1,4% de los pacientes suspendió el tratamiento por reacciones adversas pasajeras como disfunción eréctil, trastornos de la eyaculación y disminución de la libido, trastornos que también sufrían en menor porcentaje los pacientes tratados con placebo.

Indicaciones. A dosis de 1 mg/día, finasterida está indicada en la alopecia androgénica masculina. Se desaconseja en mujeres en edad fértil y en niños. Puede utilizarse en la posmenopausia.

Contraindicaciones. Finasterida está contraindicada en el embarazo. Puede originar malformaciones en los genitales externos del feto varón. Las embarazadas no deben manipular los comprimidos por una posible absorción percutánea.

Precauciones. Debe efectuarse un estudio de antígeno prostático, ya que puede verse disminuido desde los 18 a los 41 años en pequeña cuantía y en un 50% en las personas de edad avanzada.

Asociación de finasterida y minoxidilo

Se ha demostrado una mayor efectividad en el tratamiento de la alopecia andrógenica combinando el uso de minoxidilo por vía tópica y de finasterida por vía oral. Hay estudios clínicos que demuestran que la combinación de finasterida oral con minoxidilo tópico aumenta significativamente el peso del pelo, en comparación con cada fármaco por separado. En los pacientes que utilizan minoxidilo al 5% aparecen más cabellos que en los que lo utilizan al 2%.

Otros tratamientos

En algunos casos de calvicie en mujeres está indicada la administración de sustancias con acción contraria al exceso de hormonas masculinas circulantes en sangre. En el tratamiento de la alopecia areata puede ser suficiente la aplicación de corticoides locales en pomadas. La aplicación oral sólo se utiliza en casos seleccionados debido a sus efectos secundarios potencialmente graves. En los casos restantes, el tratamiento es el de la enfermedad de base. Por ejemplo, si se constata una deficiencia de hierro, se deberán aportar suplementos; si hay una enfermedad de la tiroides, se hará un tratamiento sustitutivo con hormona tiroidea.

La antralina, en ungüento al 0,5% aplicada diariamente, puede provocar crecimiento de pelo.

En la alopecia androgenética en su variante femenina se utilizan antiandrógenos como el acetato de ciproterona (antagonista de los receptores andrógenos y progestágenos), combinado con etinilestradiol, así como otros antiandrógenos, como la espironolactona y la flutamida, esta última indicada en el tratamiento del síndrome SAHA (seborrea, acné, hirsutismo y alopecia). Puede ayudar el uso de cistina, ácido pantoténico y vitamina A.

Muchas veces la caída del cabello puede deberse a una falta de nutrientes. La hipovitaminosis ha sido considerada una de las causas de la pérdida de cabello, pero el beneficio definitivo acerca de la eficacia de las vitaminas todavía tiene que ser probado. Bastantes formulaciones contienen principios teóricamente capaces de aumentar el metabolismo celular del folículo pilosebáceo. Con ello, no sólo se pretende estimular la síntesis de ADN, sino también reforzar la producción de las estructuras queratínicas del cabello. Con esta finalidad se han utilizado algunas vitaminas, en especial la B6 (piridoxina), el ácido pantoténico (B5) y sus derivados (pantenol), la biotina y la vitamina H, así como los tioaminoácidos (cisteína). Hay otras sustancias, principios biológicos (líquido amniótico, extractos de placenta, de timo, etc.), que podrían desempeñar una función parecida.

Dentro de los numerosos nutrientes que se pueden aportar al cuero cabelludo están incluidos los minerales: hierro, fósforo (indispensable en todos los procesos vitales de las células), yodo, magnesio, etc. También puede ser aconsejable la administración de antioxidantes por vía oral.

Muchos productos para la higiene del cuero cabelludo y el cabello son un complemento esencial para el tratamiento de la alopecia androgéncia. Al generar un ambiente favorable en el cuero cabelludo, mejoran la absorción de los fármacos como minoxidilo. Otro mecanismo de acción propuesto para estas lociones y cremas limpiadoras es que eliminan del cuero cabelludo y el cabello el exceso de grasa que puede obstruir los vasos locales que irrigan el folículo. Sin embargo, todavía no se han probados mediante ensayos clínicos los champúes y acondicionadores cuya eficacia se preconiza.

Opciones de tratamiento

Previamente al tratamiento, es necesario determinar el tipo de alopecia que sufre el paciente. Sin embargo, dicha determinación mediante la simple observación suele resultar difícil; por ello puede requerirse una biopsia para establecer el diagnóstico. Una biopsia ayuda a determinar si los folículos pilosos son normales y si no lo son, puede indicar las posibles causas.

No existe un tratamiento para revertir la alopecia androgénica completamente en los estadios avanzados, pero un tratamiento farmacológico con finasterida, minoxidilo o la combinación de ambos, puede detener su progresión y, en parte, revertirla en la mayoría de los pacientes que padecen este tipo de alopecia cuando es de grado medio a moderado. Otro fármaco de uso antiandrógeno es el acetato de ciproterona. También se ha utilizado la espirolactona, antagonista esteroideo sintético de la aldosterona, en el tratamiento de la pérdida difusa de pelo en mujeres, en dosis 25 mg diarios por vía oral.

Los corticosteroides sistémicos pueden ayudar a personas afectadas de alopecia areata, pero los resultados no son duraderos. La inducción de una reacción alérgica leve o una irritación para producir el crecimiento del pelo es otra de las estrategias para tratar la alopecia areata. Cabe mencionar que esta alopecia suele desaparecer espontáneamente, con nuevo crecimiento completo de pelo; pero algunos casos leves son permanentes y las formas extensas suelen ser definitivas.

La alopecia cicatricial es particularmente difícil de tratar. En la medida de lo posible, se trata la causa de la cicatrización, pero cuando una zona de piel ha cicatrizado por completo, el crecimiento de pelo es improbable.

ESTRATEGIAS EN FASE DE ESTUDIO

Hoy día, el tratamiento de la alopecia incluye tanto terapia farmacológica como transplante de cabello. Algunos fármacos promueven el crecimiento de pelo, al menos temporalmente, pero el tratamiento es efectivo solamente en la alopecia moderada. Además, los efectos secundarios de una medicación a largo plazo no se pueden evitar. El transplante de pelo implica la siembra en un área calva de pequeñas piezas de pelo de cuero cabelludo de zonas donantes del propio paciente. Este método no implica el incremento de pelos existentes, sino su redistribución. La operación es compleja y dolorosa para el paciente.

Sin embargo, el descubrimiento de las células madre de los folículos pilosos ha supuesto una esperanza para los individuos con problemas de alopecia, debido a que poseen capacidad de generar nuevo pelo cuando interactúan con las células de la papila dérmica mesenquimal. Además, las células madre de los folículos pilosos y las células de la papila dérmica mesenquimal tienen una gran capacidad proliferativa, y las células del propio paciente pueden ser expandidas considerablemente in vitro. Así, la microencapsulación de los dos tipos de células en geles de alginato podría permitir su implantación en el cuero cabelludo calvo de pacientes, ya que estos geles son eficaces en el transplante de células. Esta estrategia podría suponer una alternativa más conveniente y válida para el tratamiento de la alopecia.

Varicela, todo lo que debes saber

¿Qué es la varicela?

La varicela es una infección causada por el virus varicela zóster (VVZ). Aunque no suele revestir gravedad en los niños, es una enfermedad muy contagiosa y, en algunos grupos de personas, como adolescentes y adultos, puede llegar a tener consecuencias graves.

Se trata de una infección habitual en la infancia y se caracteriza por la aparición en la piel de granos rosas(pápulas) que rápidamente se van transformando en pequeñas ampollas llenas de líquido (vesículas) y que producen un intenso picor. A los cuatro o cinco días, aproximadamente, las ampollas se secan y se convierten en costras. Durante unos días, las lesiones aparecen por oleadas en sucesivos brotes, por lo que un mismo paciente puede presentar a la vez lesiones en distintas fases: pápulas, vesículas y costras. Este patrón  de aparición se conoce como “cielo estrellado” y es característico de esta enfermedad.

La varicela suele prolongarse de una a dos semanas y también puede causar fiebre y malestar. Antes de que estuviera disponible la vacuna, casi todas las personas la contraían durante su infancia.


¿A quién afecta?

La varicela es una enfermedad presente en todo el mundo, cuya incidencia suele estar relacionada con la tasa de nacimientos en cada país, ya que –y sobre todo en climas templados-, es una enfermedad prototípica de la niñez: de acuerdo a datos del departamento de Salud de Nueva York, el 90% de los casos ocurre en personas menores de diez años.

Según la Asociación Española de Pediatría (AEPED), su incidencia mundial se estima en 60 millones de casos al año, de los que 57 millones corresponderían a niños y 3 millones, a adultos. Como en el resto del mundo, en España, la varicela afecta también principalmente a niños, pero se debe ser especialmente cauteloso si afecta a un adolescente mayor de 15 años o a un adulto.


¿Cómo y cuándo se contagia?

Como hemos dicho, la varicela es muy contagiosa. Las personas que la padecen transmiten con facilidad el virus varicela zóster a las no vacunadas o que nunca antes han padecido la enfermedad. De hecho, según la AEPD, tras un contacto intrafamiliar con una persona infectada, el 96% de los sujetos susceptibles desarrollan la enfermedad en un mes.

El contagio puede suceder desde uno hasta tres días antes del brote del sarpullido y hasta que se hayan formado las costras (que suele ser entre cinco y siete días más tarde). Esto dificulta la detección precoz del contagio, ya que una persona puede contagiar a otras sin haber manifestado aún la erupción característica. Posteriormente, pueden transcurrir de diez a veintiún días hasta que la persona infectada desarrolle síntomas.

La transmisión puede tener lugar de diversas maneras:

  • Contacto directo con las pequeñas ampollas que contienen el virus: estas pueden ser producto de la varicela o del herpes zóster (otra forma de manifestarse del mismo virus, y  conocida popularmente como “culebrilla”). El poder de contagio de este es menor que el de la varicela clásica, pero aun así debe extremarse el cuidado.
  • Por medio de las secreciones respiratorias: cuando alguien sano inhala las minúsculas gotitas que llegan al aire al respirar o hablar una persona con varicela.
  • Transmisión de la madre al feto: cuando la mujer padece varicela durante el primer o segundo trimestre del embarazo, hay un riesgo de padecer la llamada varicela congénita, que puede dar lugar a malformaciones y cicatrices en las extremidades del feto, ceguera y alteraciones del sistema nervioso central y que puede resultar mortal para el feto hasta en el 30% de los casos. Cuando la enfermedad materna se contrae en los días previos y/o inmediatamente posteriores al parto, también puede afectar al recién nacido, que podría padecer varicela postnatal. Ambas son situaciones graves, que requieren medidas específicas y especializadas.

Normalmente, quienes han sufrido varicela quedan inmunizados contra ella, si bien, en raras excepciones, algunas personas la llegan a contraer de nuevo, por pérdida de dicha inmunidad.


¿Cuáles son los síntomas de la varicela?

La intensidad de los síntomas varía de un enfermo a otro, aunque habitualmente es una enfermedad leve. Por lo general, el periodo de incubación de la varicela dura de una a tres semanas. Los síntomas típicos son:

  • Sarpullido: que aparece primero en la cara, el pecho y la espalda. Estas lesiones no se llegan a juntar unas con otras como en otras enfermedades típicas de la infancia, como el sarampión, aunque ocasionalmente pueden confluir en forma de racimos. No suele afectar por lo general a manos y pies.
  • Casi inmediatamente, los granitos se convierten en pequeñas vesículas (ampollas) rellenas de líquido, hasta forma una erupción, que se extiende por el resto del cuerpo, incluidos el cuero cabelludo, el interior de la boca, las orejas, los párpados y el área genital.
  • La erupción suele producir una comezón muy intensa, lo cual provoca que el paciente (habitualmente un niño) se rasque. Sin embargo, es importante que no lo haga para evitar que queden cicatrices.
  • A las veinticuatro horas, las vesículas se suelen romper y después se acaban secando y transformando en costras. No obstante, pueden seguir formándose nuevas ampollas hasta el séptimo día. Al cabo de una semana, todas deberían estar cubiertas de costras y ya en proceso de cicatrización. Estas costras no suelen caerse por completo hasta una o dos semanas después.
  • Otros síntomas habituales son: fiebre, que puede ser moderada, elevada o no aparecer; fatigamalestar general, ausencia de apetito y dolor abdominal o de cabeza. Estos síntomas pueden preceder en uno o dos días a la aparición de las lesiones en la piel.

En el caso de los niños que ya han sido vacunados, la enfermedad puede presentarse de forma leve o ser asintomática. De hecho, en ocasiones, la varicela no presenta síntomas en algunos niños.


¿Qué complicaciones puede tener?

Aunque no son muy frecuentes, la varicela puede presentar complicaciones. En este sentido, existen varios colectivos que corren mayor riesgo:

  • Niños menores de un año y los mayores de 15.
  • Personas con el sistema inmunológico debilitado (pacientes de cáncer, VIH o que hayan sufrido un trasplante).
  • Recién nacidos (bebés menores de un mes) cuyas madres no están inmunizadas y han tenido la infección entre los 5 días previos al parto y las 48 horas posteriores. Estos bebés pueden padecer una variante más severa y prolongada de la enfermedad, que puede llegar a ser mortal.
  • Embarazadas: no solo por la potencial afectación del feto, sino porque conlleva un mayor riesgo de complicaciones para la madre, por ejemplo, mayor riesgo de neumonía.

Respecto a las complicaciones, podemos hablar de:

  • Sobreinfección de las ampollas en la piel: debido a la acción de determinadas bacterias. Esta infección se manifiesta con un aumento de la fiebre o por el enrojecimiento o aparición de dolor alrededor de las lesiones, y es la principal causa de hospitalización o atención ambulatoria en casos de varicela. También puede acabar produciendo cicatrices.
  • Otras posibles complicaciones menos frecuentes no relacionadas con la piel son la neumonía, la encefalitis (inflamación del cerebro) y la ataxia cerebelosa.
  • Raramente, pueden desarrollarse también meningitis, miocarditis (afectación del músculo cardíaco) y hepatitis, entre otras dolencias en diferentes órganos y sistemas corporales.
  • Otra complicación poco común es el síndrome de Reye, una enfermedad que puede afectar seriamente al cerebro y el hígado y también ser mortal.
  • Tras sufrir la enfermedad, el virus varicela zóster (VVZ) permanece latente en el organismo y en algunos casos –generalmente después de los 60 años- puede reactivarse y producir el herpes zóster. Se trata de una erupción dolorosa en la piel, que suele curarse por sí sola.
  • De padecerse en el embarazo, especialmente en el primer trimestre, puede originar malformaciones graves e incluso la pérdida del feto.

¿Cómo se trata la varicela?

Normalmente, el paciente se recupera sin complicaciones. El tratamiento es sintomático o, lo que es lo mismo, enfocado al alivio de los síntomas:

  • Para mitigar el picor y evitar el rascado, puede recurrirse a los antihistamínicos sedantes, siempre bajo consejo médico.
  • La fiebre puede tratarse con antitérmicos como el paracetamol, pero debe evitarse el consumo de aspirina e ibuprofeno.
  • El uso de antivirales solo está recomendado en el caso de complicaciones o en enfermos de mayor riesgo. Para que sea efectivo, su administración debe iniciarse dentro de las primeras veinticuatro horas tras el comienzo de la erupción. Normalmente, no se prescriben a niños que no padezcan otra enfermedad.
  • En el caso de sobreinfección bacteriana de las lesiones, puede ser necesaria la administración de antibióticos.

¿Puede prevenirse la varicela?

La mejor forma de prevenir la varicela es mediante la vacunación. La mayoría de las personas vacunadas no desarrollan la enfermedad o, en el caso de hacerlo, los síntomas son muy leves. En los niños, desde el año 2016, está incluida en el calendario vacunal. Si perteneces a un grupo de riesgo y/o crees no haber pasado la enfermedad, consulta con tu médico acerca de la conveniencia de vacunarte.

Diez recomendaciones para aliviar los síntomas de la varicela

Las siguientes precauciones te ayudarán a evitar o, al menos, hacer un poco más llevadera la enfermedad a ti o a tu hijo, así como a evitar su contagio:

  • 1. Vacuna a tu hijo y vacúnate tú.
    Pregunta a tu pediatra en función de la edad y circunstancias particulares del menor y también consulta cómo vacunarte tú si no lo hiciste en tu infancia. Es la única manera de reducir el riesgo de contraer varicela, una enfermedad muy común en los niños, pero que puede originar complicaciones graves de aparecer en la edad adulta, especialmente en algunos grupos de población específicos.
  • 2. Recurre a los baños diarios con agua tibia y poco jabón.
    Mantener una higiene adecuada es clave para mantener las infecciones a raya. Después, realiza un buen aclarado y seca sin frotar, para no empeorar las lesiones. Por último, aplica un buen humectante y calmante sobre la piel.
  • 3. Intenta evitar el rascado.
    Puedes refrescar la piel del paciente (sea niño o adulto) con compresas frías y húmedas aplicadas en las zonas que más piquen. Los baños en agua de avena coloidal o aplicar loción de calamina también pueden ser muy útiles.
  • 4. No apliques pomadas o talco.
    Estos productos no alivian ni ayudan a la evolución de las lesiones en la piel. Además, si existe fiebre, no recurras a la aspirina y sé cuidadoso con el ibuprofeno, especialmente si aparecen lesiones cutáneas asociadas a la fiebre.
  • 5. Mantén sus uñas cortas y limpias.
    De esta manera, evitarás que se dañe la piel cuando se rasque y prevendrás posibles infecciones.
  • 6. Procura mantener el ambiente fresco.
    El calor, la humedad y el sudor pueden volver más intenso el picor que provocan los granos y vesículas.
  • 7. Utiliza ropa de cama fresca, suave y holgada.
    Permitirá a la piel mantenerse aireada, y reducirá la transpiración. Evita la ropa áspera, sobre todo de lana.
  • 8. Evita la exposición al sol.
    Hasta que las lesiones hayan desaparecido por completo. El sol favorece la aparición de manchas oscuras durante el proceso de cicatrización.
  • 9. Mejor comer ligero y beber muchos líquidos.
    Ante la pérdida de apetito en estos días, ofrécele al niño comidas no muy pesadas y haz que beba líquidos, con más razón si tiene fiebre.
  • 10. Toma precauciones para evitar contagiar a otros.
    Si tu hijo está enfermo, evita que tenga contacto con recién nacidos, mujeres embarazadas, personas cuyo sistema inmunitario esté debilitado o que no se hayan vacunado contra la varicela. No lo mandes a la escuela infantil o colegio (o vuelvas tú al trabajo, en caso de que seas tú el enfermo, no así si has estado cuidándole pero no te has contagiado) hasta que todas las ampollas hayan formado costra o se hayan secado –normalmente, una semana después del inicio de la enfermedad-.

¿Cómo afectan tus emociones a tu salud ocular?

Si estás pasando por una mala racha emocional, es posible que las molestias del ojo seco se agraven. Sigue leyendo y descubre qué relación pueden tener los ojos secos con trastornos como la ansiedad y el estrés, y qué puedes hacer para aliviarlo.

 

 

¿Has oído eso de que los ojos son el espejo del alma? ¡Pues no es sólo una bonita metáfora! Las molestias en tu vista pueden reflejar problemas cuyo origen esté en tu mente. Por eso, aunque las causas del ojo seco suelen estar relacionadas con multitud de factores fisiológicos y del entorno, las situaciones de estrés o ansiedad pueden agravar sus síntomas.

 Los ojos y las emociones: ansiedad y estrés

 

Los ojos secos y la ansiedad pueden estar relacionados. La ansiedad es una respuesta natural ante determinadas situaciones, pero cuando se presenta en momentos inadecuados o es demasiado intensa y duradera, pasa a ser un trastorno que puede llegar a tener efectos en otros ámbitos de la salud, como la ocular. 

 

Durante cuadros de ansiedad prolongados, muchos pacientes muestran síntomas del ojo seco. Además, la medicación utilizada para tratar este problema puede producir sequedad ocular como efecto secundario.

Las situaciones de estrés prolongadas también afectan a la salud de nuestros ojos. De hecho, según el Centro Oftalmológico Barraquer, el estrés negativo durante la pandemia ha hecho que aumenten las patologías oculares en un 15%.

 

El estrés asociado al trabajo suele hacer que pasemos demasiadas horas frente a pantallas, y que no tomemos los suficientes descansos para que los ojos regeneren la película lagrimal. Esto causa inflamación y sequedad en la zona ocular, que se manifiesta a través de los síntomas del ojo seco: picor, escozor, ojos rojos, sensación de cuerpo extraño…

¿Qué hacer si tienes ojo seco relacionado con el estrés o la ansiedad? 

 

Los problemas en los ojos y las emociones pueden estar muy unidos. Pero aunque las causas de tu ojo seco sean emocionales, se debe tratar cada problema por separado. Si sufres de ojos secos y tienes ansiedad o estrés, lo mejor es consultar a un profesional que te ayude a adquirir las herramientas necesarias para cuidar tu salud mental. 

Además, es importante que tomes consciencia de la necesidad de cuidar tu estilo de vida para cuidar tu salud. Llevar hábitos de vida sanos, descansar, seguir una dieta equilibrada o tomarte tiempo para desconectar del trabajo, son algunos de los consejos que te ayudarán a reducir los problemas emocionales y, como consecuencia, a mejorar tu salud ocular. 

 

Muchas veces, las molestias derivadas de la sequedad ocular potencian el sentimiento de estrés o la ansiedad, lo que crea una especie de círculo vicioso que agrava los síntomas del ojo seco. Cuidar tus ojos y librarte de esas molestias te puede ayudar a salir de ese bucle. Para ello es muy importante que mantengas tus ojos bien limpios e hidratados. Puedes utilizar gotas para los ojos secos con alta concentración de ácido hialurónico y sin conservantes, que te ayudarán a restaurar la película lagrimal. 

 

Para evitar el estrés visual provocado por una excesiva exposición a pantallas, puedes echarle un vistazo a estos consejos sobre sequedad ocular y pantallas.

No dudes en consultar a tu oftalmólogo ante cualquier problema en tus ojos, pues será quien mejor puede diagnosticarte y ayudarte a mejorar tu bienestar ocular.

Protege tu verano

Claves para la correcta protección frente al sol

Con la llegada del verano se abre el debate sobre los mitos y las falsas creencias en torno a los protectores solares, lo que provoca cierto grado de desconcierto al no saber si estamos utilizando bien los fotoprotectores. El Doctor Gabriel Serrano, dermatólogo y presidente de Laboratorios Sesderma, da las claves para conocer qué hay detrás de los famosos mitos y la correcta protección frente al sol:

¿Utilizando crema solar no nos ponemos morenos?

Existe el mito que dice que si utilizamos protector solar no nos broncearemos igual que si no utilizáramos. Ponernos morenos significa que nuestra piel se está protegiendo ante las agresiones producidas por las radiaciones solares produciendo melanina. Es cierto que utilizando protección solar nos quemamos con menor facilidad porque estamos protegidos y nuestra piel no sufrirá. El bronceado utilizando protector solar será más paulatino y, definitivamente, mucho más saludable.

¿Cuántas veces hay que aplicarse la crema?

Otro de los mitos es que con una sola aplicación de protector solar es suficiente para el día entero, pero la realidad es que esto no es así. Tenemos que tener en cuenta que tanto el agua como el sudor van a hacer que perdamos efectos, y además el protector solar se irá absorbiendo por la piel, por lo que es necesario reaplicar. En general se recomienda reaplicar el protector solar cada 2 horas. En caso de habernos bañado, una vez nos hayamos secado, se debe volver a aplicar el protector solar, ya que por el agua, la arena o el contacto con la toalla se ha perdido parte de la protección.

¿Es la ropa una ayuda para evitar la radiación solar?

Además de los fotoprotectores, la ropa es una excelente medida para la correcta protección frente al sol, porque cubre la piel. El uso de sombreros, gorras y gafas de sol con filtros solares ayudan a evitar el contacto directo de nuestra piel con el sol.

¿Qué significan los números de los protectores solares?

Los números 15, 20, 30, 50 indican el SPF (Factor de Protección Solar), es decir, el nivel de fotoprotección de un cosmético. Este es el índice numérico que nos indica el tiempo que podremos permanecer expuestos al sol sin riesgo de quemaduras (efectividad para bloquear la radiación UVB).  Por ejemplo, en el caso de una piel clara con una resistencia natural al sol de 10 minutos, si aplicamos REPASKIN SPF 30, significa que la piel va a estar protegida del sol 300 minutos, pues los 10 minutos se multiplican por el índice 30 en este caso (10 x 30 = 300 minutos).

¿Cuándo aplicar la crema solar para no quemarnos?

Para llevar a cabo una correcta protección frente al sol, aplicaremos la protección solar, al menos 30 minutos antes de salir de casa, tiempo aproximado para que los filtros hagan su efecto.

¿Cuánta cantidad hay que ponerse?

En este sentido no hay que escatimar. Igual que es importante aplicarse la crema solar con tiempo suficiente, cada aplicación debe ser generosa, prestando especial cuidado a las zonas más sensibles. Y cada vez que haya que repetir el proceso, no vale con una fina capa, deberá ser la misma cantidad que la que nos pusimos la primera vez.

¿La mascarilla protege frente al sol?

La mascarilla en ningún caso nos va a proteger de los rayos solares y es por eso que debemos seguir utilizando protección en todas las partes del cuerpo. Aunque vayamos a tener esa zona cubierta, se deben seguir las mismas recomendaciones que en el resto del cuerpo: aplicar protector solar facial como REPASKIN Fluido Invisible SPF 50 siempre antes de salir de casa, renovar su aplicación cada vez que nos la quitemos ya que la mascarilla se puede llevar parte de la crema solar, así como evitar la exposición solar en las horas centrales del día.

¿Cómo se deben conservar las cremas solares?

Muchas veces no le prestamos atención a la conservación de las cremas durante el verano, y se guardan sin cuidado en los neceseres y bolsos. Es importante que cuando termine la jornada de sol, la crema solar quede bien tapada, evitando que la zona del tapón se llene de arena, agua y demás. En ocasiones se deberá limpiar esa zona para que cierren bien y no entren agentes externos que puedan contaminar y deteriorar el producto. Además, no conviene guardarlas en ambientes con temperaturas extremas, por lo que hay que evitar dejarlos a pleno sol para que no se deterioren.

¿Se puede utilizar la crema del año pasado?

Los protectores solares tienen una vida útil de nueve meses, por lo que no se debe utilizar las cremas que nos sobraron del verano pasado. Utilizar cremas caducadas puede generar una reacción en la piel, no nos protegen frente al sol que es el principal motivo de su uso, y hará que aumenten las probabilidades de que nos quememos.

¿Cuánto tiempo se puede estar tomando el sol?

Ante todo hay que tener mucha precaución y respeto a la hora de tomar el sol para evitar enfermedades de la piel. Como solemos recomendar los dermatólogos, hay que evitar las horas centrales del día, llevar siempre protección, y no exponerse más de una o dos horas al día. Además, debemos estar atentos los días nublados, en los que también nos podemos quedar y hay que tener en cuenta el factor de protección.

Mi experiencia con Dormidina.

 


 


«Dormidina es un medicamento sin receta que se utiliza para situaciones ocasionales de insomnio en adultos (no se debe administrar a menores de edad). Se presenta en dos formatos: uno de 25 mg (caja azul) y otro de 12,5 mg (caja rosa), en referencia a la cantidad de Doxilamina que lleva. Cada caja tiene 14 comprimidos, bastante pequeños, son fáciles de tragar; y se encuentra en cualquier farmacia.»
 
DORMIDINA 25 MG 14 COMPRIMIDOS ESTEVE - Farmacia Anna Riba
 

Os pongo en antecedentes en lo que a mi falta de sueño se refiere. Lo que me suele ocurrir no es tanto que tarde en dormirme, sino que me despierto en medio de la noche y ya no vuelvo a quedarme dormida. Es desesperante ver como pasan y pasan las horas y seguir despierta, y ver como esto ocurre noche tras noche. No me ocurre siempre, pero si de vez en cuando y desde que tengo uso de razón. Antes me ponía nerviosa, lo que era peor… Ahora me resigno y me pongo a contar ovejas.

Como os podréis imaginar he probado de todo: valerinas, infusiones y hierbas de todo tipo (prácticamente ninguna me hace efecto), a hacer deporte, el yoga, el reiki (este no me ha ido mal del todo…), la melatonina, no leer en la cama, no usar pantallas antes de ir a dormir, dejar la cafeína… También pastillas con receta médica. Estas si funcionan, son estupendas, se descansa muy bien, son fáciles… pero crean dependencia.

En fin, al margen de estas últimas, las cuales me encantaría tener siempre en casa para momentos desesperados (algo que debería hablar con mi médico por cierto), me faltaba por probar Dormidina.

 

Empecé probado la azul, la fuerte (que yo me conozco y el insomnio que yo tengo es puñetero). Una hora y pico antes de ir a dormir, después de cenar, me la tomo, y ya en el sofá voy notando que me hace efecto. Así que sí, me duermo bien, tranquilamente, si me despierto vuelvo a quedarme dormida… Hasta aquí todo bien. Solo que quizás sea algo fuerte para mi y decido probar con las de la caja rosita que son la mitad de potentes.
 
Dormidina 12.5 Mg 14 Comprimidos Recubiertos

Tras aguantar un par de cajas de la azul compré la rosa. En este caso el efecto al día siguiente es casi inexistente, no hay sensación de torpeza, pero el efecto durante la noche no es tan bueno: a veces creo que necesito las azules…

No tomo Dormidina todas las noches, ni debe hacerse: la utilizo cuando llevo muchos días sin dormir en condiciones, y mi cuerpo y sobre todo mi mente empiezan a necesitarlo; y a veces cuando duermo fuera de casa.

 

No quiero incitar a nadie a tomar Dormidina, creo que está bien de manera ocasional y siempre que uses las adecuadas para ti. Y si su uso se alarga en el tiempo lo que hay que hacer es consultar a un médico para poner remedio adecuado a cada persona o cada situación. Y por supuesto antes de tomarla asegurarse de leer bien el prospecto, en el que viene toda la información, como usarlo, contraindicaciones…

Espero que mi experiencia os de una idea de lo qué es, y cómo se usa y sus beneficios.

El ABC de las vitaminas: ¿para qué sirve cada una?

 

 

Las vitaminas son nutrientes que nuestro organismo no puede fabricar por sí mismo, pero que son esenciales para su buen funcionamiento.

Existen 13 vitaminas que se dividen en dos grupos:

  • Vitaminas liposolubles: Estas vitaminas se almacenan en el tejido graso de nuestro organismo y también en el hígado. Su consumo en exceso puede ser perjudicial, precisamente porque las almacenamos. Las cuatro vitaminas liposolubles son A, D, E y K.
  • Vitaminas hidrosolubles: Estas vitaminas se disuelven en el agua y el organismo no puede almacenarlas, por lo que su aporte diario a través de la alimentación es indispensable. Las vitaminas hidrosolubles son C, B1, B2, B3, B5 , B6 (piridoxina), B9,  B12 y H .
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA A (RETINOL): ayuda a la formación y mantenimieno de dientes, tejidos óseos y blandos, cabellos, membranas mucosas y piel. También interviene en la conservación de la visión nocturna y ayuda a la liberación de energía de los nutrientes. Además, estimula la producción de hormonas. El retinol se produce en el organismo a base del BETACAROTENO presente en las verduras y frutas de color rojo, naranja o amarillo así como en los vegetales de hoja verde oscuro.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B1 (TIAMINA): controla las enzimas que intervienen en la estimulación de las reacciones químicas que convierten la glucosa (azúcar) en energía y fomentan la producción de la energía necesaria para el funcionamiento de los nervios, músculos y corazón. La vitamina B1 puede encontrarse en los cereales integrales y sus derivados (pan integral, pasta integral, etc.) y en el salvado.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B2 (RIBOFLAVINA): junto con otras vitaminas del complejo B, la vitamina B2 promueve el crecimiento salusable y la reparación de los tejidos. También ayuda a liberar la energía de los carbohidratos ingeridos. La vitamina B2 se encuentra en muchos alimentos como el queso, verduras de hoja verde, levadura de cerveza, germen de trigo y cereales integrales. Como la vitamina B2 se destruye con la luz, los alimentos que la contienen se deben almacenar en un sitio oscuro o en envases opacos.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B3 (NIACINA): ayuda a liberar energía a partir de las grasas y carbohidratos, colabora en las funciones del sistema nervioso y del digestivo, favorece la producción de las hormonas sexuales y ayuda a conservar la piel sana. En cuanto a fuentes vegetales de esta vitamina, fundamentalmente está presente en las alubias secas.
 
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UNCIONES DE LA VITAMINA B5 (ÁCIDO PANTOTÉNICO): contribuye a la asimilación de carbohidratos, proteínas y grasas y es una gran aliada contra el estrés ya que la vitamina B5 sintetiza hormonas antriestrés a partir del colesterol, lo cual también ayuda a la reducción de éste. Entre las fuentes de vitamina B5 están los huevos, levadura, brócoli, tomate, patatas, setas y legumbres.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B6 (PIRIDOXINA): colabora en la producción de energía a partir de los nutrientes, interviene en la formación de los glóbulos rojos y anticuerpos y contribuye a reforzar el sistema nervioso y el digestivo. La vitamina B6 se encuentra en las legumbres, nueces, huevos, cereales integrales y sus derivados, patatas, plátanos y muchas otras verduras y frutas.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B9 (ÁCIDO FÓLICO): fomenta la producción del material genético en el interior de las células, necesario para el crecimiento y la formación de tejidos y glóbulos rojos en la médula ósea roja. Además, contribuye a mantener sano el sistema nervioso. Entre las fuentes vegetales de ácido fólico están las legumbres, cítricos, granos de cerales enteros, setas, nueces, guisantes y verduras de hoja verde.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA B12 (COBALAMINA): contribuye a la producción del material genético en el interior de las células y ayuda a mantener en buen estado el sistema nervioso. Es muy importante para el metabolismo. La vitamina B12 sólo se encuentra en alimentos de origen animal, como los huevos y lácteos.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA C (ÁCIDO ASCÓRBICO): conserva las encías, huesos, dientes y vasos sanguíneos en buen estado. Mejora la absorción del hierrro y contribuye a reforzar el sistema inmunitario. Podemos encontrarla en frutas y verduras, especialmente en los cítricos, fresas, fresones, pimientos verdes y patatas. Sin embargo, estos alimentos pierden gran parte de su vitamina C cuando se cocinan.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA D (CALCIFEROL): ayuda a la absorción del calcio de los alimentos y controla el nivel de calcio en sangre para obtener una buena coagulación. La mayor fuente de vitamina D es la luz solar y se absorbe gracias a un proceso químico que tiene lugar en nuestra piel. También se encuentra en los huevos y margarina vegetal.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA E (α-TOCOFEROL): interviene en la formación de los glóbulos rojos, protege los tejidos celulares de los pulmones y otros órganos y retrasa el envejecimiento celular. Podemos encontrar vitamina E en el maíz, nueces, aceitunas, vegetales de hoja verde, aceites vegetales, germen de trigo y alubias secas.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA H (BIOTINA): también conocida como vitamina B7, pertenece al complejo de vitaminas del grupo B. Al igual que el ácido pantoténico (vitamina B5) con el cual trabaja conjuntamente, es una coenzima responsable de numerosos procesos en el organismo como el metabolismo de las proteínas, grasas e hidratos de carbono. Además, contribuye al buen estado de la salud del cabello, uñas y piel. La vitamina H se encuentra en el aguacate, avena, ajo, sésamo y lentejas, pero también es sintetizada por las bacterias intestinales, por lo que no es frecuente su carencia.
 
El ABC de las vitaminas
FUNCIONES DE LA VITAMINA K (FITOMENADIONA): juega un papel importante en la coagulación de la sangre, razón por la que se la conoce también como la vitamina antihemorrágica. La vitamina K está presente en el repollo, coliflor, espinaca, cereales y soja.
 

La información contenida en esta web tiene un carácter informativo, divulgativo y/o comercial. Consulte siempre con su especialista. Es importante seguir una dieta variada y un estilo de vida saludable.

APLICACIONES DE BIO-OIL® ACEITE PARA EL CUIDADO DE LA PIEL (NATURAL)

Estrías, cicatrices, manchas, cuidado global de la piel… Cuatro extraordinarios beneficios que ha convertido a Bio-Oil en un icono del cuidado de la piel en todo el mundo y que este nuevo aceite natural ofrece también.

Estrías – Ayudando a prevenirlas durante el embarazo, adolescencia, aumentos de peso, etc, mejorando el aspecto de las ya existentes.

Cicatrices – Ayudando a mejorar su aspecto, tanto de las nuevas como de las ya existentes.

Manchas – Mejorando el aspecto de manchas y marcas de pigmentación nuevas y antiguas.

Envejecimiento – Aportando poderosos activos que consiguen hidratar, nutrir, suavizar y tonificar la piel de todo el cuerpo, suponiendo un verdadero “alimento para los tejidos” del rostro y el cuerpo.

RESULTADOS PROBADOS

Este nuevo Bio-Oil® Aceite para el cuidado de la piel (Natural) ha sido igualmente probado por estudios clínicos que atestiguan su eficacia:

  • 97% de mejora del aspecto de las estrías tras 8 semanas de uso.
  • 100% de mejora en el aspecto de cicatrices tras 8 semanas de uso.
  • 61% de mejora en el aspecto de las manchas tras 16 semanas de uso.

¿BIO-OIL® ACEITE PARA EL CUIDADO DE LA PIEL (NATURAL), BIO-OIL® ACEITE, GEL…?

Sabiendo ahora que los muchos beneficios de la fórmula clásica Bio-Oil y Gel, son compartidos por este nuevo producto con una fórmula 100% natural, puede surgir la duda de cuando, porqué o cual elegir. Bio-Oil Aceite para el cuidado de la piel y Bio-Oil Gel para piel seca, aunque contienen una gran cantidad de ingredientes naturales en su formulación, cuentan también con otros componentes no clasificados como naturales. Esto no quiere decir en ningún caso que alguno de ellos sea en absoluto sospechoso, o que pueda comprometer la salud de la piel. En cambio, Bio-Oil Aceite para el cuidado de la piel (Natural) es 100% natural, solo incluye ingredientes naturales, como garantiza la certificación ISO 16128.

Mismos beneficios, misma seguridad, diferentes fórmulas.

Elegir entre uno u otro es una opción personal, quizás por filosofía de vida si siente mayor atracción por usar productos 100% naturales, quizás porque su sutil y casi imperceptible aroma lo convierte en ideal si los productos perfumados no son lo tuyo, o simplemente no tengas que elegir, sino alternarlos o usar uno u otro en función de la zona a tratar. Por ejemplo, Bio-Oil Aceite para cuidar de zonas extensas del cuerpo, como piernas, brazos y torso, Bio-Oil Gel para zonas especialmente secas como rodillas y codos, y Bio-Oil Natural para el rostro, cuello, escote, antebrazos…

Conócelo, pruébalo, decide y… ¡cuídate!

 

Vacunas Covid: efectos secundarios entre Janssen, Pfizer, Astrazeneca y Moderna

A medida que continúan distribuyéndose las vacunas contra el coronavirus en todo el país, los expertos en salud señalan que antes de vacunarnos debemos comprender algo fundamental: las vacunas pueden causar efectos secundarios. 

Los efectos secundarios son similares para todas las  vacunas y son una señal de que la vacuna está ayudando a crear protección contra la enfermedad.

Estos son los efectos secundarios más comunes que se han reportado:

  • Dolor e hinchazón en el lugar de la inyección
  • Fatiga
  • Dolor de cabeza
  • Escalofríos
  • Fiebre
  • Dolor en los músculos y articulaciones
  • Náuseas
  • Inflamación, erupción o enrojecimiento tardíos en el lugar de la inyección
  • Inflamación de los ganglios linfáticos (generalmente se manifiesta como un bulto en la axila o por encima de la clavícula) 

 

 

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La mayoría de las reacciones son temporales y desaparecen en unos pocos días. Dado que te puedes sentir mal, los expertos recomiendan no hacer grandes planes para los días siguientes a recibir cada dosis de la vacuna. 

Los efectos secundarios son una señal de que la vacuna está surtiendo efecto

Los efectos secundarios de las vacunas no son inusuales. Por ejemplo, la vacuna contra la gripe estacional puede producir fiebre y fatiga, entre otras reacciones.

En cierta forma, estas reacciones leves a moderadas son “algo positivo”, , porque son “una señal de que el sistema inmunitario está respondiendo a la vacuna”. 

Según los expertos, lo importante es evaluar el malestar temporal frente a los beneficios más duraderos: un nivel posiblemente alto de protección contra una enfermedad que ha alterado la vida cotidiana de muchos de nosotros y ha cobrado la vida de más de 2.5 millones de personas en todo el mundo.

Los adultos mayores podrían presentar menos efectos secundarios

Si bien se ha demostrado que las vacunas contra el coronavirus son eficaces en los adultos mayores, las personas de 50 años o más presentan menos efectos secundarios que las personas más jóvenes que reciben la vacuna. 

Solo alrededor del 25% de las personas de 50 a 64 años y el 4% de las personas de 65 a 74 años que recibieron la vacuna de Moderna o la de Pfizer-BioNTech  tuvieron efectos secundarios. Mientras tanto, el 65% de las personas menores de 50 años reportaron una reacción.

Los datos de los ensayos clínicos de la vacuna de Johnson & Johnson mostraron un efecto similar. 

Los investigadores todavía están estudiando el motivo de este fenómeno, pero advierten que probablemente se relacione con la declinación de la respuesta inmunitaria que sucede con la edad. 

Los estudios también indican que la mayoría de las personas experimentan efectos secundarios más intensos después de la segunda dosis de las vacunas de Moderna y de Pfizer. 

Cómo tratar los efectos secundarios

Si bien los efectos secundarios pueden afectar la capacidad para desempeñar las actividades cotidianas, casi todos estos efectos deberían desaparecer por sí solos en unos días. Haz planes para tener suficiente tiempo para descansar durante los días inmediatamente posteriores a recibir cada dosis de la vacuna.

Si tienes dolor o molestias, los médicos advierten que un analgésico de venta libre como un medicamento antiinflamatorio no esteroide te pueden ayudar a sentirte mejor.

“Si la fiebre te produce malestar, tomar un antiinflamatorio no esteroide debería bajar la temperatura”…

Se desaconseja el uso de analgésicos antes de vacunarte “con el fin de prevenir los síntomas posteriores a la vacunación”, así que espera hasta tener efectos secundarios para tomar medicamentos.

Si tienes una reacción tardía en el lugar de la inyección, que por lo general se describe como una erupción, comezón o enrojecimiento que aparece de cinco a diez después de la vacunación, es probable que se trate de una reacción alérgica leve.

Otro efecto secundario que puede durar más de unos pocos días es la inflamación de un ganglio linfático, que puede sentirse como un bulto debajo de la axila o por encima de la clavícula. Esta inflamación no es nociva, pero puede durar algunas semanas. Debería desaparecer por sí sola con el tiempo.

La mascarilla

De todos es sabido que el uso obligatorio de la mascarilla ha traído consigo un problema: la irritación. Y es que las mascarillas más comunes están hechas de materiales poco transpirables y sus bandas elásticas se clavan en la piel. Para que sean efectivas, deben llevarse ajustadas, y su uso prolongado puede llegar a provocar magulladuras, enrojecimientos e irritación. Y ahora que se acerca el verano, pueden resultar hasta agobiantes.

RITUALES SUAVES

Para minimizar estos inconvenientes, lo primero es no ajustarse la mascarilla más de lo necesario y mantener nuestra rutina diaria, tanto de día como de noche, de cuidado de la piel. Solo tenemos que recordar que ahora también es recomendable lavarnos la cara después de usar las mascarillas, ya que el calor y la humedad pueden obstruir los poros y provocarnos granitos y puntos negros.

Puedes usar agua y jabón suave, pero si tienes la piel sensible te recomendamos que utilices agua micelar . Asegúrate de que sea cual sea el limpiador facial que escojas, este contenga componentes calmantes e hidratantes. Incluso puedes concluir tu limpieza habitual con la aplicación de un tónico facial suave para darle una sensación refrescante a tu piel.

Mascarillas, evita irritación en el rostro

UNA BUENA HIDRATACIÓN

Para combatir la irritación también es muy importante mantener tu piel hidratada. Bajo las mascarillas, la piel no respira y se resiente, volviéndose tirante y áspera. Además, no está tan protegida de los rayos del sol como pensamos, y menos después de tantas semanas de confinamiento. Por eso es fundamental que te apliques crema hidratante con protección solar con frecuencia, preferentemente después de cada uso.

MINIMIZA LOS RIESGOS DE LAS MASCARILLAS

Es preferible no utilizar maquillaje sobre la zona que quedará cubierta por la mascarilla, pero si decides usar maquillaje, lo mejor es mantenerlo al mínimo para permitir que tu piel respire. No te olvides tampoco de la protección solar, ya que hemos pasado varias semanas sin disfrutar de la luz natural y nuestra piel está más sensible que nunca.

Mascarillas de tela

Ahora que la mascarilla se ha convertido en un accesorio obligatorio, debes asegurarte de que escoges la más adecuada. Nuestro consejo es que no te olvides de mantenerla limpia y la sustituyas por otra cada vez que notes que se humedece la parte interior.

Crazy Time: guida al gioco live più famoso del 2025

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